ZORRA, LO TIENES COMPLICADO

No tenía intención de escribir nada sobre Eurovisión, de hecho y aunque parezca increíble dada mi sequía intelectual habitual, tenía hasta otro post medio preparado para mantener el blog actualizado (sobre una figura del mundo del espectáculo que no admite medias tintas, o se la ama o se la tiene por una ZORRA de campeonato...bueno quizás las emociones no son tan vehementes por lo menos por estas latitudes...pero no quiero autospoilearme, jejeje ). La razón de no escribir sobre el tema era principalmente la de que este año he estado bastante ausente de todo lo referente al concurso: participantes, galas, etc, etc...,  y no me veía yo con autoridad suficiente como para poder decir nada a propósito de un tema del que no tengo ni ZORRA idea. Pero lo que sí que me ha alcanzado ha sido la polémica y ligera revuelta social que se ha formado al enviar un tema con la palabra ZORRA como título y carta de presentación.

A mi Sex-Machine le encanta la canción y cuando se pone a bailarla cada vez que suena, me planteo seriamente plantarle una pelucona y mandarle al casting de Drag Race España así, sin afeitar ni nada, jejeje. Yo no me entusiasmo tanto pero le reconozco un cierto poderío y sobre todo me despierta una considerable admiración ante esa postura tan estoica de lanzarse a esta aventura sin dejarse amedrentar por el aluvión de críticas que era de esperar ( ya quisiera yo poder decir en mi vida cotidiana que me importa tan poco la opinión ajena como Nebulossa -los artífices del tema- parecen mostrar ).

Lo que me ha llamado sobre todo la atención, más que la canción y el festival en sí, es la manera en que todas las medianías mentales, especies ultraconservadoras y personajes estrechos de miras han aprovechado la oportunidad para demostrar que aunque pensemos que estamos en el siglo XXI y "esto ya es otra cosa", hay un trasfondo de ranciedad a nuestro alrededor que no acabamos de quitarnos de encima. Que "como se nos ocurre enviar a representar a España una canción con ese título", que "qué vergüenza", y en fin todas esas cosas que todos los bichejos antes mencionados no han dejado de exclamar en cuanto han tenido oportunidad de expresarse sobre el asunto.

Lo más triste es que esto no sólo lo he oído a los previsibles personajes públicos cutrosillos de quien era esperar, sino que me ha llegado la misma morralla de mi propio entorno cercano, dejándome con el estómago revueltillo y un poco desesperanzado de lo poco que las mentalidades se han abierto a pesar de lo que creemos que han evolucionado los tiempos. Así que sólo por no tener que escuchar mañana ese "ya te decía yo", "ya sabía que íbamos a hacer el ridículo" y aguantar las caras de marisabidillos, me gustaría que esta noche ZORRA y sus mensajes de empoderamiento y de "me importa un pito lo que tu me digas, pringao" quedasen de lujo y callasen la boca de ese "establishment" de memos que me rodea.

Los pronósticos no son buenos, pero no pierdo la esperanza.