viernes, enero 19, 2007

HOY HACE UN AÑO



Hoy hace un año que escribí por primera vez en este lugar, hace un año que existe "Volando a ras de suelo"... en aquel momento no podía ni siquiera sospechar lo que cosecharía tras aquella siembra, ahora miro alrededor y los campos dorados de trigo se extienden hasta donde alcanza la vista...
Buena parte de culpa, de que esto haya seguido funcionando y de que hoy me encuentre con estos frutos entre las manos, la tiene Brokeback Mountain, "la" película... por eso se me ha ocurrido que una buena manera de celebrar este aniversario es traeros un pequeño relato que... ¡eh!... ¿a donde vais corriendo?...¡volved, malditos!... ( jajaja)... tranquilidad, es un relato en solo dos entregas y con muy pocas páginas, que ha surgido... pues no sé, en parte por lo que he leído ultimamente en casas amigas ( el vaquero soñador, Hermes...) y en parte porque me ha salido así, y tal cual ha salido así lo traigo ante vosotros.

Este día no solo es señalado por este aniversario, también hoy comienza a celebrarse un encuentro especial de brokemaniacos, especial por muchas circunstancias, entre ellas la presencia aquí de nuestra querida Alas de Chile. No creo que ninguno de los asistentes tenga mucho tiempo para la lectura este fin de semana, pero dado lo singular de la convocatoria voy a dedicar esta pequeña historia a todos ellos y en especial a ella, a Alas.

Que lo pases muy bien los días que te esperan y te lleves una colección de recuerdos inolvidables...

Ahora, a lo que íbamos...


"Este es el año de Jack",, pensó Ennis con una leve sonrisa al levantarse de la cama y verse cegado por la brillante luz del exterior un día más. Los inviernos en Brokeback solían ser duros y largos, pronto llegaba la nieve y no abandonaba de la montaña hasta bien entrado el mes de Abril. Sin embargo ese año, salvo pequeñas lluvias ocasionales, el cielo había resplandecido azul, puro y helado, y permaneció así hasta aquellas fechas, ya pasadas las fiestas de navidad...
Observó durante un largo rato el leve reflejo de su rostro en la ventana, los angulos que el paso de los años habían trazado en sus facciones, el cabello cada vez más grisáceo y la expresión fatigada. A pesar de ello volvió a sonreir, porque en días claros como aquel siempre le parecía encontrar en su mirada la sombra celeste de Jack sonriendo en su fondo, igual que uno cree adivinar la forma de un pez deslizándose bajo la superficie del agua. Esos momentos siempre le hacían detenerse y volver al pasado, un viaje a la velocidad de la luz a diez, veinte, treinta años atrás, en los que se encontraba consigo mismo entrando a cuatro patas dentro de una tienda donde Jack esperaba con el torso desnudo y los ojos llenos de estrellas.

"...no hay tiempo para el viejo juego, Ennis del Mar" se dijo "deberias estar ya camino del pueblo para atender tus obligaciones."

Se afeitó apresuradamente cortándose en la barbilla y anduvo por la cabaña tropezando con todo lo que se encontró, mientras sujetaba un pañuelo de papel contra la herida y rebuscaba en los cajones la ropa para el día.
Logró vestirse sin alterar demasiado el orden a su alrededor, se calzó su viejo sombrero y tras una breve inspección visual de sí mismo -"satisfactorio..." se dijo con una leve sonrisa "...te estas volviendo un engreído, amigo"- salió de la cabaña.

Fuera escuchó a Ed trastear en el establo de los caballos y gritó:

- ¡Hey!...Bajo al pueblo a por comida... ¿te hace falta algo?

Se sorprendio, siempre se sorprendía al verle aparecer, le costaba comprender que después de tantos años mantuviese la misma mirada enamorada que la primera vez, que el día que se conocieron...
...aquella noche Ennis apenas se sostenía en pie ante la barra y peleaba con el camarero para que le sirviese una cerveza. No reparó en Ed hasta que él le preguntó su nombre por tercera vez, con la misma sonrisa, los mismos ojos grises y el mismo cabello rubio aunque algo menos ralo.
"Ennis" había balbuceado él enfocando su rostro a duras penas. "Ennis del Mar". Y el recuerdo de una situación parecida muchos años atrás fue como un latigazo en una herida abierta, que le hizo contraerse involuntariamente y cubrirse el rostro con los dedos, quizás creyendo que la oscuridad aliviaría aquel dolor.
"Ennis del Mar" oyó repetir al entonces desconocido con su voz grave y suave "...parece el nombre de un personaje de leyenda, ¿no?"
Aquella noche Ennis no respondió, ni tampoco muchas de las posteriores, había tocado fondo y no podía hacer más que simplemente estar, aleteando como un pez fuera del agua que se axfisia despacio hasta morir. No supo cuanto tiempo había pasado el día en que al abrir los ojos encontró a Ed desnudo junto a él, los dos bajo la misma manta. El le acariciaba el cabello y susurraba "está bien, Ennis, no pasa nada, solo descansa"... y aunque no recordaba qué había ocurrido antes, recordó como se recogió contra el pecho de Ed y lloró.
Llorar es decir poco. Se derramó. Se deshizo en lágrimas. No era posible volcar de una vez tanta pasión, tanta pérdida y tanto dolor acumulados, pero Ennis lo hizo, se vació, quedó seco, exhausto, lloró hasta que le dolió respirar, hasta que le dolió no haber muerto ya, hasta que le dolió seguir llorando.
"Está bien" continuó diciendole Ed en voz muy baja sin dejar de cobijarle entre sus brazos "...todo está bien. Y si aún no lo está, pronto lo va a estar, ya lo verás..."

...terminará en el próximo capítulo...

Un abrazo a todos.