viernes, diciembre 30, 2011

DIARIO NAVIDEÑO: DIA DE BALANCE


...y sí, para el balance cogí este muchacho cuyo pie de foto podría ser esa canción que tanto le gusta a mi boyfriend de "TODAS LAS MAÑAAANAS CUANDO ME LEVAAANTO TENGO LA PILILA MÁS DURA QUE UN CAAAANTO", ha-ha-ha. 
Por poner una nota alegre y costumbrista en estas últimas jornadas del año antes de ponerme más trascendental, que la carne magra y el pelo bien puesto en los sitios adecuados son fuente de alegría, jeje.

 Y ahora del balance, qué decir del balance. 

A buen seguro en estos tiempos de crisis hay mucha gente que puede hacer un balance considerablemente peor que el mío, puesto que he tenido salud, he tenido trabajo y he tenido amor, un amor que como a buen seguro he repetido más de una vez, ha embellecido y justificado cada uno de los 365 días pasados. A pesar de que nuestras vidas y nuestras rutinas no den para mucho, que el tiempo compartido tengamos que arañarlo de los rincones que nos dejan, y nos pese el pasado y la incertidumbre de lo que puede depararnos el día de mañana.
A pesar de todo, Mr, G es lo mejor que tengo y lo positivo del balance. 
Y cada hora de cada día me felicito de la suerte que tengo de habernos encontrado y de ser merecedor de su amor y de su tiempo.

Me haces el hombre más feliz del mundo, Mr. G. Te quiero.

Después, si lo pienso ha sido un año de pérdidas importantes: 

Se murió la magnífica gata Sombrita, compañera durante 13 años de mi experiencia de vivir en solitario en una casa vieja, fría e inhóspita al principio y que con ella al lado he ido llenando de calor ( de trastos también ) y consiguiendo que sea un lugar en el que apetezca vivir. 
Y justo cuando mejor está, ¡¡¡va ella y se marcha!!!

Que mundo...

También se murió la última de mis abuelitas. 
La abuela por excelencia, porque eramos mutuamente nuestros favoritos ( ella "super-abuela-favorita"; yo "super-nieto-favorito"), y aunque no vivíamos juntos y nos veíamos de tarde en tarde, no dejo de sentir lo que se ha ido con ella y que era otra más de las cosas que se marchan de un pasado que recuerdo más feliz y luminoso, y que irremediablemente termina por desaparecer.
También siento que con ese pasado se me esfuman posibilidades,y que cada año que me cae encima estoy un poco más lejos de hacer lo que siempre quise hacer,conseguir lo que siempre quise conseguir  y de ser lo que me hubiera gustado ser.

Por eso quizás me agarro inevitablemente al amor, pues es el amor lo que compensa mi balanza. Es el amor lo que me hace dar las gracias a quien corresponda por lo disfrutado y lo vivido. 
Imagino que la vida, la suerte o el destino, reparten sus dones con generosidad pero al  no especificarse en que forma deben otorgarlos, la materia prima con la que toman forma y llegan a nuestras manos puede ser inesperada y por ello pueden sorprendernos o, si no abrimos bien los ojos, hasta pasar inadvertidos.

A mi no me pasó inadvertido, y por ello, repito, daré nada más las gracias. 

Porque termina este año y me siento un privilegiado por todo lo que he podido sentir.

Ahora qué me dices, ¿fue un buen balance?...