viernes, junio 20, 2014

ANGEL KITCHEN'S: HOY, BIZCOCHO DE LIMÓN



Hoy ya es viernes ¡y tormentoso además!, pero el míercoles libre me dio el tiempo entre otras cosas para practicar también esta receta que saqué una vez más del manual de confitería y repostería...


 ...de esa gran mujer de aspecto terrorífico que era la Marquesa de Parabere y a la que ya dedicamos un recordatorio en su momento en el capítulo dedicado al "Tocinillo de cielo":

"El que se me ponga chulo se puede preparar..."

El asunto viene a llamarse "Bizcocho de limón" y lo subtitularé como "El Bizcocho De Las Grandes Falsedades" porque así es como la Marquesa introduce la receta: 

"Bizcocho rapidísimo y muy fácil de hacer, resultando además muy económico pues aprovecha las claras de huevo que siempre sobran en cualquier cocina"

Primera falsedad: "Rapidísimo". Quizás a alguien con mucha experiencia en las artes culinarias resulta rápido de hacer, pero para un angel novato como yo, la cosa no es ni mucho inmediata.
Segunda mentira: "Muy fácil de hacer". Mentira gorda. Quizás entre profesionales sí, pero el empezar a añadir a unas claras batidas a punto de nieve un montón de cosas sin que se te bajen NO es fácil, requiere un poco de experiencia y conocimiento para el meneíto. 
Sí, soy un profesional del meneíto pero mis dotes no las demuestro justo en este campo, jaja.
Tercera cosa que no es verdad: "Las claras que sobran en cualquier cocina". Seguramente es porque yo me muevo en unos niveles culinarios bajos por no decir mínimos, pero amiga Marquesa, a no ser que me meta como el otro día a hacer el tocinillo -cosa que ocurre una vez cada diez años cuando siento que quiero demostrarme algo complicado a mi mismo-, las claras no me sobran nunca.

A pesar de ser el Bizcocho de las Mentiras, las pocas veces que lo he intentado y las menos todavía que me ha salido bien he obtenido un resultado muy bueno, por ello merece la pena conocerlo y probarlo.

Problema: una vez más, iba a hacerlo un poco "de memorieta" porque no tenía el libro en casa de la progenitora y me acordaba del proceso así como lejanamente. Suerte que entre lo que consulté en los interneses y mi osadía repostera habitual me monté una receta que fue exactamente la que sigue: 

 -240 gramos de claras. No, no tenía claras sobrantes, Marquesa y en su lugar compré un tetrabrik como los de leche pero con claras pasteurizadas, y utilicé esta cantidad....¿que "qué haré con el resto del tetrabrik"?....life is a mistery. Si tienes una botellita de esas como las que venden por ahí en las que pone el número de claras que hay dentro e incluso el envase está graduado para que sepas cuantas estás echando, la cantidad son ocho.
- 330 gramos de azúcar. Ah, ¿quien dijo que era un postre para guardar la línea?
- 180 gramos de harina. Recordando fracasos anteriores, utilicé "harina bizcochona" del Mercadona que tiene algún impulsor=levadura para que la cosa se levante si la excitación manual falla,  algo que le puede suceder hasta a la más profesional, jajajaja.
- 180 gramos de mantequilla que derretirás con cuidadin a temperatura suave en el microondas para poder tenerla líquida cuando llegue el momento de utilizarla. Ojo, no dejarla dando vueltas e ir a ver la tele, porque de pronto oirás un "¡PLOF!" y cuando abras el aparato verás que gran parte de tu mantequilla derretida habrá salido disparada por quien-sabe-qué-jodido-proceso termodinámico y ahora estará  impregnando las paredes de tu "micro". Sí, a mi ya me ha pasado.
- Ralladura de la corteza de un limón.

Aquí los tienes todos en reunión preparados para el mambo:



¿Ves como no iba a ser rápido? Y no lo va  a ser como por ejemplo fue aquel encantador bizcocho de naranja en el que tiramos a tope de batidora, porque tienes que:

-Pesar las cosas: Yo suelo ser aventurero en este aspecto pero por estrepitosos fracasos anteriores reconozco que para esta parte debo dejar mi rollo hippie a un lado. Cuando una fórmula funciona, es mejor no hacer experimentos por cuenta propia.
-Batir las claras a punto de nieve muy duro, lo que se llama "de merengue". Ese truco de magia según el cual al dar la vuelta al vaso de la batidora las claras no se caen porque han hecho ahí un montón blanco ajeno a las fuerzas de la gravedad ( recordar no soltar nunca el vaso que las contiene mientras la miniprimer está dale que dale para no sembrar el caos en tu espacio de trabajo, véase capítulo cocinero anterior ).
-Derretir la mantequilla,
-Y rallar la corteza de un limón y mezclarla bien con el azucar frotándola con los deditos -limpios, siempre limpios, piensa donde pudieron estar metidos hace un momento- para que el aroma cítrico se impregne bien.

Para este peliagudo proceso he contado con la ayuda de el que ya es una estrella indiscutible de esta sección: ¡mi molde de silicona azul del chino!


...y demostrando que el nivel de los medios a mi alcance empieza a rozar el de una cocina-master-chef, hoy ha colaborado también...¡el huevo medidor de tiempo color  rosa de la progenitora!


Con semejante equipamiento nada debería salir mal, ¿no? 
Pues bien, durante un buen rato posterior me dediqué a todos esos pasos previos que señalé antes: batir claras, fundir mantequilla, rallar limón, hasta reducir el pelotón de salida a este aspecto:


Precioso, ¿no?: pues ahora viene lo chungo. Con MUCHO cuidado para que tus claras se conserven esponjosas, las pones en un bol y añades primero el azúcar mezclado con las ralladuras de limón, "con movimientos envolventes" y tal.... después, si tus claras todavía aguantan más o menos el tipo. empiezas a añadirles la harina, con las mismas cuidadosas precauciones. Es más fácil decirlo que hacerlo, a veces uno no sabe como va a conseguir que toda esa harina se integre en el conjunto sin empezar a batir y menear el asunto como un condenao. 
Hay que ser mimoso y melindroso cual concubina japonesa pero, si perseveras, lo consigues.
Y por fin, y suponiendo que has conseguido mantener más o menos dignamente la textura de tus claras, añades la mantequilla líquida y medio fría ¡en chorrito!, procurando meter bien la espátula hasta el fondo mientras revuelves porque si no la jodia mantequilla tiende a irse al fondo y no incorporarse al tinglado, quedando ahí al final a modo de escatológico charquito amarillo.
Como decía una docta bloguera en algún sitio que leí, "es curioso porque se trata de convertir unas claras batidas a punto de merengue en una masa de bizcocho". 
Curioso y jodido, si se me permite añadir, pero SI YO PUDE HACERLO, TU TAMBIÉN PUEDES. 
Eso de que "lo que un hombre puede hacer cualquier otro puede hacerlo" es una mentira como un campanario, pero en este caso nos vale. Yo, bien porque tuviese el día inspirado o porque de verdad me estoy convirtiendo en una máquina repostera, conseguí este resultado bastante aceptable:


Ahora, lo viertes al "molde de silicoña" ( Haddoquin dixit ) y ¡a ese horno que seguro llevas un rato calentando a 160 º para que esté listo en este punto!...ah, ¿que no lo pusiste?...¡pero so-calamidad!


También en este momento entra en juego el huevo-rosa-del-tiempo: lo pones para que te avise a los cuarenta minutos y te concentras en otras tareas. Puedes recoger lo que has manchado para que la progenitora te permita seguir usando sus instalaciones en otras ocasiones, incluso encender el ordenador y escribir unas tonterías en el internés para pasar el ratillo.....

...¡CLIIIIIIIIIIIIIINNNNNNNCCCCC!...

Huevo-rosa ha cumplido su función:  saco el bizcocho y a pesar de estar un poco tostadito por encima, ¡tiene una textura perfecta y un punto de cocción óptimo! ¡Nada que ver con antiguas catástrofes en las que se me quemaba por encima y conservaba una consistencia lechosa por el interior! ¿Será una vez más el efecto pata-de-conejo de mi molde azul? ¿Una influencia benéfica positiva del Huevo-Rosa-Del-Tiempo?

La Marquesa recomienda desmoldar cuanto antes y dejar enfriar sobre una rejilla. Como esa cara de bulldog aconseja no llevarle la contraria, ahí lo tienes, que se me caen las lágrimas de la emocíon de verlo tan rebonico:


....esto se merece un  SUPER mambo, ¿no? 



Pues sí, así de festivo y relajado me quedé tras este maravilloso buen resultado. Debo decir además que luego los comensales lo han encontrado exquisito, porque esta masa de claras con la mantequilla y el azúcar crea en la superficie del bizcocho una corteza suave y delicadamente crujiente que es una pasada.
Este es el resultado al corte y además dicen que, por estar elaborado solo con claras, guardado en una lata conserva su buena textura durante dias:


A pesar de las dificultades debo decir que, de todas las recetas presentadas para esta sección, esta es la que personalmente más me ha gustado, por lo cual animo al personal a dedicar este fin de semana que os viene ( a vosotros que vais a descansar, claro, no al pequeño resto de humanidad trabajadora ) a experimentar esta receta y si es posible, que me comentéis los resultados, ¡claro!

Y si a ti la cocina y los bizcochos con o sin verdad interior te la traen al fresco y tampoco te gusta el mambo, que no se diga que no pasaste por aquí y como mínimo no te alegraste el ojillo:


¡Feliz fin de semana a todos!