sábado, junio 03, 2006

EL VIAJE DE LUREEN ( 3ª PARTE )




















Maldito sea si lo se pero cuando he hecho cosas como "copiar-pegar" ha salido el texto azul y subrayado...

Rsumen de lo publicado:... en fin, Lureen en busca de una verdad que quizás intuye desde hace tiempo, va a Riverton en busca de Ennis del Mar. ¿Qué pasará?... En estos casos se dice: ta-ta-chán... ( la música )

Se dirigía al único lugar por el que se le ocurría empezar, Riverton, de donde llegaban aquellas brevísimas cartas de Ennis del Mar proponiendo nueva fecha para otra excursión de pesca. Ahora de pronto no sabía que era lo que esperaba encontrar, que era lo que aquel hombre podría decirle, en que iba a poder ayudarla. Sentía que su mundo se rompía a cámara lenta en miles de pedacitos, de un modo irreversible, imposible de arreglar. Y aunque lograse reunir y pegar la mayoría de aquellos trocitos, nunca sería lo mismo.
A fin de cuentas ahora lo que menos importaba era si Jack era o no era homosexual, pero si había sido asesinado, si vecinos suyos habían tenido algo que ver, si su padre era el que había puesto a aquellos locos bajo su pista... ¿como iba a poder seguir allí? ¿Como continuar viviendo y criando a su hijo en aquel sitio?
En un momento dado detuvo el coche a un lado de aquella carretera recta e interminable y durmió un rato con el asiento reclinado hacia atrás. En sus sueños vió a Jack el mismo día que se conocieron, aquel día luminoso y colorido del rodeo, y dormida sonrió contemplando susojos azules.
Cuando despertó aún brillaban las estrellas pero una ligera claridad en el horizonte avisaba de la inminencia del amanecer. Reemprendió ruta con la desagradable sensación de esos días en que uno debe madrugar demasiado sin haber dormido lo suficiente, contemplando la paulatina claridad del día con frío y desolación. Los cielos en aquel lugar parecían descomunales, la hacían sentirse desvalida y pequeña, anulada por el azul inmenso que parecía abarcarlo todo desde los cuatro puntos cardinales y aquellos grandes nubarrones blancos y grises que rodaban sobre ella como monstruos de pesadilla..
Con estos sentimientos tan negativos llegó a Riverton, y lo encontró tan pequeño y poco atractivo como esperaba: casas bajas, calles mal cuidadas y personas con gestos hoscos que no parecían aguardar nada bueno del día que empezaba. Aparcó en el primer lugar que encontró y luego siguió caminando, uniéndose al deambular de los pocos seres humanos que veia por allí. Necesitaba una ducha, cambiarse de ropa, quizás dormir un par de horas en una cama limpia, pero sobre todo necesitaba...
"Un café... Un café y puede que algo sólido... ¿Cuanto tiempo llevo sin comer nada?"
No le costó mucho encontrar una cafetería de aspecto deslucido, en la que cada cosa de su interior parecía hecho de plástico muy usado, incluidos los alimentos y la camarera.
Se dejó caer en una silla junto al ventanal que daba a la calle, y a pesar de todo, de la funesta decoración y de las miradas que la dedicaron unos cuantos ancianos que estaban sentados en la barra, con todo y con eso agradeció la temperatura agradable y el poder sentarse allí con los ojos cerrados, relajando todos los músculos del cuerpo.
- Bienvenida a Riverton, señora -oyó decir a la camarera pasado un tiempo no determinado. Utilizaba un tono un poco más chillón de lo normal, quizás pensando que estaba dormida-. ¿Quiere tomar algo?
Despegó con cierto esfuerzo los párpados y contempló el pelo rubio cardado y las manchas de colorete en las mejillas. La chica llevaba un uniforme corto a rayas poco favorecedor y en él una chapita que decía: "Llámame Nancy".
- Gracias, eh... Nancy -ella sacó pecho orgullosa de que el truco de la chapita funcionase y Lureen empezó a preguntarse si estaba despierta o si en realidad seguía dormida en la cuneta- De momento una taza de café bien caliente.
- Le recomiendo nuestra tarta de manzana, hecha esta misma mañana. Aún estará calentita, jijiji.- pudo descubrir en este siguiente intercambio de información que el tono de voz no era forzado, era simplemente así-.
- De acuerdo, tarta también.
- Maaarchando. ¡ Lizzzy ! ¡ Una de tarta ! ¡ Lizzy ! ¿ Me has oído ?... ¡ Lizzy porqué no contestas maldita sea !
Lureen pudo evadirse del griterío que siguió entre la camarera y la cocina cerrando nuevamente los ojos, hasta que oyó caer algo ante ella con un sonoro "ploc". Era Nancy con su tarta y su café.
- Listo su pedido.
- Gracias.
Transcurrieron unos segundos sin que la chica se moviese de su lado y Lureen pensó erroneamente que esperaba a que probase la tarta y le diese su opinión. Un breve vistazo al plato le demostró que no había sido buena idea pedirla.
- Está cansada, ¿eh?... ¿ viaje de negocios o de placer ?
No podía dar crédito a sus oídos. Era evidente que la camarera no tenía demasiado trabajo aquella mañana, pero aquella intromisión directa en su intimidad le pareció excesiva.
- Ni una cosa ni otra -contestó pensando que si fuese buscando negocios o ratos placenteros no sería Riverton donde iría a parar-. Asuntos personales.
Fue una respuesta equivocada porque aquello espoleó la curiosidad de la joven.
- Ooh. Vaya. Parece importante. ¿ Y va a quedarse unos días ?
- Espero que no sea más de un par de días. Si es uno mejor.
- Hay un motel unas calles más abajo. No es una maravilla, pero por lo menos no encontrará chinches en las sábanas. ¡O eso espero, jijiji!
Estaba a punto de pedirle a la chica que la dejase escarbar tranquila en aquello que llamaban en Riverton "tarta de manzana" pero de pronto pensó aprovecharse de sus ganas de conversación para ver si podía agilizar lo que había venido a hacer allí.
- En realidad he venido buscando a una persona -ahora sonrió intentando mostrarse encantadora- Quizás tú, que trabajas en este negocio puedas ayudarme, conocerás a mucha gente del pueblo.
- Oooh, síííí, muchííísima gente. A casi todos. Quizás no a todos por su nombre, pero seguro que conozco sus caras. Pregunte, pregunte -la animó sentándose enfrente de ella-.
Por algún motivo en su garganta se mezclaron el miedo y la ansiedad cuando dijo:
- Se trata de un hombre - tragó saliva, incapaz de pronunciar ese nombre en voz alta. Nancy la miraba asintiendo como si hiciese esfuerzos simultáneos con ella para que soltase las palabras -. Su nombre es Ennis del Mar.
La chica formó una O con los labios que no supo interpretar si era de sorpresa o de decepción.
- Ennis del Mar... Sí, ha venido alguna vez por aquí, pero no mucho, creo que prefiere ir a beber cerveza a los cuatro tugurios de mala muerte que tenemos en Riverton... Es un tío raro, siempre anda solo y te mira como fuese a pegarte un ladrido o un mordisco. Lleva unos años que no levanta cabeza, el pobre... Dígame, ¿es usted familia de Ennis?...oh, perdone si soy demasiado curiosa...
- No exactamente... pero tengo algunos asuntos que tratar con él. Seguro que tú podrías ayudarme a encontrarle...
El rostro de Nancy reflejó auténtica desolación.
- ¡Lo sieeento! No estoy muy segura de donde para ultimamente...que lata, ¿verdad?... Anda con trabajillos temporales, con el ganado y esas historias, y a veces tiene que irse de Riverton una temporada, ya sabe, a correr detrás de las ovejas y las vacas -ahora las coloreadas mejillas de la camarera se iluminaron con una nueva luz- ¡Pero puedo darle la dirección de Alma, que es su "ex"! Seguro que ella o sus hijas pueden contarle algo útil. Además no viven muy lejos de aquí, llegará en dos minutos... caray, ella y Ennis no acabaron muy bien, espero no meterla en un lío. Pero no se me ocurre otra forma de ayudarla.
" Cielo Santo" pensó Lureen " La ex-esposa del presunto amante de mi marido muerto.¿En que lugar nos coloca esa relación a ella y a mi, a la una respecto de la otra?... ¿Sabría ella algo de Jack?"
Aquel cabo suelto que era Ennis del Mar podía llevar atada quien sabe que historia, pero de algún modo irracional sintió que Jack querría que ella estuviese al tanto de todo, aunque solo fuese por su hijo y por los años de afecto y amistad que habían pasado juntos.
" Sí... Jack era un buen amigo " se dijo y lo que la palabra "amigo" implicaba tras tantos años de relación hizo que sus ojos se anegaran de lágrimas.
- ¡Lo siento señora! - chilló Nancy al verla, saltando de su asiento como si llevase incorporado algún resorte oculto- Soy una burra, que habré dicho que la ha hecho encontrarse mal, lo siento tanto-tanto-tanto ... - al ver que Lureen no hacía amago de parar, con el rostro enterrado en las manos, se fue corriendo despidiéndose con un- ... la dejo desayunar tranquila...
Lureen no desayunó. Lloró su desconsuelo, su soledad, el verse allí, lloró por el presunto horror que persistía detras de su agotamiento, lloró por la luz triste de la mañana... lloró hasta agotarse, luego se limpió la cara con una servilleta y con paso lento llegó hasta la barra. Nancy reculó hasta dar con su trasero contra la cafetera.
- Dime donde está ella... - en su voz había una firmeza y una desesperación que no ayudó a tranquilizar a la camarera-...Esa Alma... No puedo esperar.
La chica garrapateó una dirección en un papel para hacer facturas y se lo tendió con mano temblorosa.
- Es dos calles hacia abajo, no tiene pérdida -luego miró sobre el hombro de Lureen y añadió- Al desayuno invita la casa, ya que no lo ha probado.
Lureen arrancó el papel de manos de la otra y salió casi corriendo del café, al principio sin dirección, como si de esa forma pudiese huir de todo aquello y su vida se pudiese rebobinar hasta el momento en que el día antes estaba esperando a su hijo a la puerta del colegio. Después se obligó a tranquilizarse " Basta ya, Lureen, no te comportes como una estúpida ", recuperó el aliento y preguntó a un anciano que pasaba por la dirección que le había dado la camarera. El hombre la miró con desconfianza y luego señaló una anodina casa que estaba casi justo enfrente de ella, solo tenía que cruzar la calle.
El encontrarse tan cerca de repente la dejó momentaneamente aterrorizada. Allí, en el patio delantero, una mujer menuda tendía la colada con cierto esfuerzo y un gesto de cansancio en los ojos. Cuando reparó en Lureen al otro lado de la calzada contemplándola con los brazos colgando a los lados del cuerpo, dejó su labor e hizo visera con una mano para poder verla mejor. En su mirada adivinó alarma, también una cierta hostilidad y de fondo una sombra dura, era la mirada de alguien que había sufrido y que guardaba rencor y amargura en su interior.
" Ahí estás, Alma. Voy por ti."

...ya queda poco pacientes amigos. Animo y un abrazo por seguir aguantando.