miércoles, octubre 18, 2017

EL CLUB DE LOS PERDEDORES


Que cosas.
Hace veintiocho años, gracias a estos pasaportes virtuales a otras realidades que son mis peripecias literarias, pisé Derry por primera vez, en el momento en que un grupo de gente adulta volvía allí intentando cargarse un demonio que ¡justo cada 28 años! aparece en la ciudad. Ellos eran perros viejos en el asunto porque ya estuvieron hace otros tantos años en Derry luchando contra sus peores pesadillas cuando no eran más que unos mocosos preadolescentes. Niños, sí, pero con unos desastres de vidas personales que yo creo que agradecían los momentos de despiste sobrenatural para escapar al menos un rato de sus jodidas circunstancias personales...
Lo has adivinado, ellos eran... ¡el Club de los Perdedores!

Cuando lei ese libro aquella vez hace todo ese tiempo, ¡me quedé pilladisimo con la historia! no sé porqué, así como fascinado y asustado a partes iguales tu-ya-mentiendes. Lo viví intensamente, apasionadamente y ahí se forjó un poco esa love story que he tenido durante años con Stephen King  que por cierto ha terminado peor que el enlace de Bustamante y su señora, porque ¡qué mal le ha sentado a Stephen el paso de los años!, bufff. Se ha vuelto más pesao que el abuelo Cebolleta (clic) y ha perdido esa imaginación macabra gamberra que tanto me gustaba conservando en cambio esa "diarrea crónica en el procesador de textos", que es como el mismo define a su capacidad de colocar al personal rollos interminables de sopocientas páginas...
Stephen de viejete con un careto que da más miedo 
que Nosferatu, el Coco y la Cosa del Pantano los tres juntos

...ahora coincidiendo con el estreno de la película en el cine, he vuelto a leer el libro y al igual que les ocurre a los protagonistas he descubierto que la magia todavía funciona: me he sentido de nuevo uno más de los Perdedores, he recordado los fantasmas personales de cada uno (incluidos los míos propios) y en definitiva he hecho ese ejercicio de volver a la niñez, rememorar todo lo que encierra la inocencia perdida y unas cuantas cosas que van más allá de la simple historieta de terror. Stephen siempre ha requerido un tanto de paciencia porque como acabo de decir tiende a pecar de exceso de palabrería peeero en este caso, releído el libro sin la impaciencia de la juventud, he entendido mejor todo eso que creo que es lo que hay por debajo de la historia.
"IT" -que así se llama el tocho- tiene dos virtudes y la primera es que resulta muy fácil sentirse identificado con uno ( o varios, si naciste especialmente gafado ) de los desgraciados miembros del club de los perdedores: el gordo, el tartaja, el negro, el judío, el gafotas, el escuchimizao y la poligonera. 

...en efecto, solo faltabas tú,,,digoooo el mariquita...

La segunda, que a pesar de los horrores devuelve mientras se lee la ilusión de creer en lo imposible, y en que nunca es demasiado tarde para volver a sentirse niño, recuperar esa visión especial que le hace a uno maravillarse con el pequeño ( o a veces gran )  misterio que esconde cada cosa y disfrutar la vida segundo a segundo. Parece la sinopsis de uno de los manuales de auto-ayuda de Bridget Jones, ¡pero es que es justo así! 


Los defectos del libro casi ya te los he contado: el mayor y más evidente (solo hace falta coger el libro en una mano y comprobar el peso) es la extensión. Stephen es capaz de escribirte catorce páginas para contar nada más como la protagonista echa la braga sucia a la lavadora, y en "IT" seguramente sobran unas cuatrocientas de las mil cien que tiene. O quizás no sobran del todo, no, pero desde luego no es un escritor muy recomendable para lectores impacientes como yo.

Kilo doscientos gramos de sustos

Como te dije al principio se ha estrenado la peli en el cine hace poco y aunque tengo ganas de verla en parte también me echa para atrás el que ya tengo mi propia visión interior personal de los Perdedores, de Derry y de todo lo que allí acontece, y si, me da curiosidad ver como ha representado alguien todo lo que hay en la historia, pero también temo que si la veo va a suceder que el punto de vista de mi imaginación va a verse para siempre desplazado una vez que los lugares, las personas y los hechos cojan forma bajo ese prisma ajeno....así que no sé, ¿la veo o no la veo?
"No la veas angelico, que te vas a morir de miedetes", parecen
decir los Perdedores...

...como tema musical oportuno, algo que seguramente estaba sonando durante aquellos mismos años en que los Perdedores volvían a Derry a enfrentarse con sus monstruos particulares y yo me leía sus andanzas a la luz de una lamparita en mi habitación. Sí, amigo, porque mientras ocurrían estas cosas horrorosas las Bangles ya andaban por ahí dándolo todo y muestra de ello es este estupendo video de 1989 con unos subtítulos en japonés que a buen seguro agradarán sobremanera a mi numerosísimo público asiático.
Si, tengo una semana super-bangle, ¿y?



Ahora nada más. Te deseo feliz recta final de Octubre y espero que la lectura de mi brevísima y chapucera crítica te haya hecho sentir ganas de pasarte por Derry sea con pasaporte literario o cinematográfico.
Anímate hombre.
Allí todos flotan, Y tú...