sábado, junio 10, 2006

EL VIAJE DE LUREEN ( 6ª PARTE )

Resumen: ...Lureen y Ennis del Mar, frente a frente. He roido la idea de este encuentro como un perro roe y roe un hueso para sacarle la médula, para llegar a su centro. No sé si salió bien, en fin, pero este cerebro no ha dado más de sí. El capítulo de hoy es un poco más largo para que no me llamen cosas malas por aquello de cortar en lo mejor y porque creo que no le convenía ninguna división , para mantener la tensión dramática digamos... si es que he logrado crear alguna tensión, ya veremos... Por lo tanto, sin más dilación, vamos al "lío" donde lo dejamos...

" - Entonces tu eres Lureen...

Ella asintió tratando de dar a su mirada un aire de comprensión. Algo en el tono de aquel hombre al pronunciar su nombre le había afectado mucho más que todos los gritos y la histeria de Alma, era algo que le había hecho sentir deseos de coger su mano entre las suyas, abrazarle y consolarle como cuando Bobby venía llorando a su lado y ella intentaba reconfontarle. Así sintió aquella pena de Ennis del Mar, tan sencilla, tan inocente y a la vez tan profunda.
Pasaron unos interminables minutos sin que ninguno de los dos se moviese, dejando caer poco a poco la noche sobre sus hombros con la arena dibujando remolinos en el suelo. Lureen tenía la sensación injustificada de que él estaba sollozando en silencio y no se atrevió a abrir la boca hasta que él se mostrase lo bastante repuesto. Cuando por fin Ennis volvió a acercarse al exterior lo suficiente como para adivinar su rostro, creyó ver relucir el borde de sus párpados.

- Que quieres de mi -le susurró con voz ronca- A que has venido.

- Solo quiero hablar unos minutos.

- ¿Hablar?... No tengo nada que decir. Las pocas palabras que tenía murieron con Jack Twist. Déjame en paz.

- He hecho un montón de kilómetros para venir hasta aquí, ha sido un viaje muy largo –contestó intentando mostrar firmeza porque Ennis no parecía dejarse convencer fácilmente-. Un viaje que no habría empezado si tú no hubieses estado revolviendo por ahí después de la muerte de Jack...

Ennis la contempló unos instantes sin decir nada. Luego terminó de salir de la caravana con un viejo sombrero en la mano y dijo:

- De acuerdo. No sé que esperas que te diga, pero de acuerdo.

Lureen vió que se volvía a cerrar la puerta.

- ¿No nos quedamos aquí?

- No. Iba a salir a tomar una cerveza, hablaremos en algún sitio. Además –la miró de arriba abajo antes de seguir- este no es buen lugar para una señora.

Ella le observó montar en su coche en el asiento del copiloto y tardó en reaccionar, rebuscó las llaves en el bolso y se sentó a su lado, más nerviosa de lo que quería reconocer.

- Tu dirás – dijo tras arrancar-.

- Yo te guio.

Condujeron casi sin decir palabra con la noche ya cerrada sobre ellos, sin más intercambio de información que los eventuales gestos que Ennis le hacía para que torciese a derecha o izquierda. Mientras tanto pensaba que nunca lograría entender como Jack, con su personalidad extrovertida y vital, podía haberse sentido atraido por aquel hombre tan encerrado en si mismo y tan hosco en sus formas y maneras.

“Quizás antes no era así... Quizás esto es consecuencia de la muerte de Jack...”

Pero pensar así presuponía un amor fuera de toda duda, un amor que había perdurado tras la muerte de Jack, y Lureen no estaba segura de creer que dos hombres pudieran amarse así... claro que había oido historias de ese tipo, sabía que existían y que en casi todas partes había alguien al que involucraban en historias de ese tipo. Pero las escasas veces en que se había puesto a pensar sobre la relación entre dos hombres, siempre lo había imaginado como un impulso un tanto “animal”, algo meramente sexual que no llevaba aparejado sentimiento alguno. Recordó una vez más las palabras de Alma “...yo los ví, como dos perros...”y era tal como ella lo imaginaba también. Aún con eso era difícil pensar en aquel hombretón que apenas respiraba a su lado en esos términos, y mucho menos demostrando sentimientos. En cierta manera le era más fácil ver a Jack en esa situación, a pesar de que hubiera sido su marido, porque le suponía sensibilidad suficiente para mostrarse tierno y romántico en un momento dado. Pero Ennis del Mar...

Al fin llegaron a la zona donde Lureen supuso se vivían las “Noches Locas de Riverton”: media docena de garitos llenos de luces de colores en la puerta e imágenes de chicas ligeras de ropa como motivos decorativos.
Se volvió alucinada hacia Ennis.

- ¿Aquí es donde vamos a hablar?

Ennis se encogío de hombros, como si para lo poco que él pensaba decir fuese tan bueno un sitio como otro.
La condujo a un alegre lugar donde una pequeña banda perpetraba éxitos de música country mientras la clientela, en su casi totalidad masculina, hablaba a gritos, escupía en el suelo y bebía enormes jarras de cerveza. Se sentaron en una mesa lo suficientemente cercana a la orquesta como para hacerla pensar en si no sería todo una maniobra para que la conversación durase lo menos posible. Pero cuando él se quitó el sombrero, lo puso a su lado con cuidado y cruzó las manos sobre la mesa observándola, en sus ojos vio una vez más una inocencia absolutamente conmovedora, ninguna segunda intención, solo aquellos ojos, que no se cansaba de contemplar buscando descubrir lo que escondían detrás.
Una atractiva camarera ataviada con sombrero vaquero y un uniforme diminuto se acercó a tomarles nota.

-¡Caray Ennis, ya era hora de verte bien acompañado! –exclamó al verles- Las chicas y yo estábamos echando a suertes para ver a quien le tocaba sacarte a salir una noche.

- Cierra el pico y traenos dos cervezas.

( ...oh, sí, cerveza, gracias por preguntar...) pensó Lureen con sarcasmo.

- No se desanime a la primera – le dijo en confianza la camarera- Bajo esos modales de animal se esconde un buen hombre, se lo digo yo.

La chica se marchó con su pedido y ellos dos volvieron a quedarse a solas uno frente a otro. Como era evidente que no iba a ser él quien iniciase la conversación, Lureen empezó:

- Escucha, sé que te resulta muy violento, tanto como a mi... –buscó en su interior las palabras que no podía encontrar-...no sé porqué estoy aquí, me encuentro tan... tan confusa... Todo mi pequeño mundo se está viniendo abajo, empezó con la muerte de Jack, las caras de la gente en el pueblo, luego ayer por la mañana vino aquel policía y todo empezó a rodar... en un principio yo solo quería saber si Jack era... ya sabes... quizás lo había sabido desde siempre y solo estaba abriendo los ojos, pero necesitaba saber si...

- ¿”Jack era...”? –atajó Ennis con dureza- Jack era una persona. Como tú y como yo. Una buena persona.

- ¡ Lo sé, lo se ! –chilló ella nerviosa- No pretendo ofenderte... aunque sabe Dios porque no debo ser yo la que se sienta ofendida con todo esto... solo quería saber si se había cometido alguna injusticia con el padre de mi hijo, y para ello debía asegurarme de que era cierto lo que... lo que sospechaba. Sólo tú podías asegurármelo, no conocía más amigos de Jack... O al menos ninguno como tu...

Ennis hundió la cabeza y no volvió a hablar hasta que la camarera volvió con las cervezas y las dejó sobre la mesa sin decir palabra, como si hubiese presentido algo tenso en la situación. Cuando se hubo marchado, él empezó a hablar, en tono tan bajo que Lureen tuvo que inclinarse hacia delante para entenderle en medio del ruido reinante.

-...basta por favor... estoy intentando... superarlo, trato de olvidar. Lo consigo unos segundos cuando me despierto por la mañana, ¿sabes?, cuando todavía no sé donde estoy ni en que día vivo... después recuerdo su nombre, a menudo es porque he soñado con él... me viene a la cabeza, y al momento llegan esas dos palabras: “está muerto” – Lureen desvió la mirada al ver una lágrima rodando por aquel rudo rostro-... entonces me pregunto porqué no he muerto yo en vez de él... o porqué no he muerto también yo, porque ¿qué sentido tiene?... quiero decir, ¿qué pinto yo aquí sin Jack?

Siguió un nuevo silencio que a ella le costó interrumpir, estaba anonadada por las dimensiones de aquel sentimiento que apenas empezaba a intuir. Todas sus expectativas estaban desbordadas, ya no sabía que podía preguntar. Ni siquiera sabía si deseaba preguntar más. Pero al fin pudo articular:

- Desde... desde cuando manteníais tú y Jack esa relación...

De pronto el rostro de Ennis se iluminó y enfocó la vista en un punto lejano, como si se hubiese abstraido del ambiente que les rodeaba y ya no estuviese allí.
- ...la primera vez teníamos sólo diecinueve años... fue aquel verano en Brokeback...
- Desde los diecinueve... Dios mío... entonces cuando Jack se casó conmigo tú y él ya... –ahora era ella quien empezaba a notar un picor en los ojos, pensando “entonces qué he pintado yo todo este tiempo... siempre pensando que era él quien estaba fuera de lugar en mi vida y era yo la que no cuadraba en la suya...”. Intentó exteriorizar ese sentimiento preguntando con la voz quebrada- ... y porqué os casasteis... porqué te casaste tú, porqué se casó Jack...

- ...nunca debimos bajar de la montaña –dijo él en el mismo tono casi inaudible pero que llegaba hasta ella a pesar del alboroto,sintiendo clavarse cada palabra en su corazón- Debimos quedarnos allí, esperando el invierno... con un poco de suerte una noche se apagaría el fuego de la hoguera, seguiría nevando y moriríamos congelados, abrazados desnudos el uno contra el otro.

Lureen trató de beber un poco de cerveza pero le temblaban las manos, tuvo que volver a dejar la jarra sobre la mesa y entonces fue ella quien susurró:

-Ya... basta...

Ennis volvió a la realidad y clavó en ella una mirada casi despiadada.
- Tu lo dijiste. “He hecho un largo viaje para llegar aquí”. Querías conocer a tu marido, querías saber quien era Jack para poder responderle a tu hijo cuando te pregunte quien era su padre.
Ella sacudió la cabeza llevándose una servilleta a los ojos.
- ¿No te gusta la realidad, Lureen?... A mi tampoco. Porque quería a tu marido más que a nada en el mundo y él me quería a mi, pero no tuve... no tuve valor, fui un cobarde, por eso le perdí y con él perdí todo lo demás... Porque si yo hubiese estado a su lado no habría permitido que nadie le pusiese una mano encima- golpeó la mesa con tanta fuerza que hizo saltar las jarras y encogerse a Lureen-...nos habríamos largado a algún sitio a vivir juntos, lejos de toda esta mierda...

- ¿Juntos? –gritó ella ahora con más agresividad de la que quería demostrar- ¿Y donde ibais a ir los dos? ¿A la puta montaña?... No tenías donde ir, Ennis del Mar, no había sitio alguno donde pudieseis ir...

Ennis se desplomó, volvió a agachar la cabeza y rompió a llorar violentamente.

- ... es cierto... yo siempre se lo dije, “Jack, no hay futuro”, pero el muy cabrón no perdía la esperanza, creo que siempre esperaba que la siguiente vez le dijese que sí........si lo hubiese hecho él no estaría muerto...... y yo no tendría que estar buscando una razón para levantarme cada mañana...
Ninguno de los dos pudo pronunciar palabra durante un buen rato, permanecieron inmóviles y silenciosos, intentando contener las lágrimas, él bregando con su viejo y conocido dolor, ella asimilando lo que había oido, mientras a su alrededor continuaba el estrépito como si todo el mundo fuese ajeno a lo que les estaba ocurriendo..."
Continuará, todavía quedan asuntos que rematar, incógnitas que aclarar, situaciones que resolver... para animar a los abnegados lectores diré que ya queda menos. Si habeis llegado hasta aquí, no os podeis rajar ya. Vamos de cabeza al final...
Como siempre, un abrazo a todos y gracias por vuestro tiempo y vuestra paciencia...