martes, enero 27, 2009

DIAS GRISES



Cuando abrí los ojos, una lluvia fina había hecho desaparecer la ligera nieve nocturna, reduciéndola a un sueño. El cielo estaba cubierto de lentos y enormes nubarrones oscuros que se deslizaban pesadamente, convirtiendo el sol en una luz cenicienta que devoraba el color de la gente y de las calles para sumir el mundo en un abanico de blancos, grises y negros.

Podría decirse, sin arriesgarse mucho, que era uno de esos días en los que la vida pone a prueba tu capacidad para levantarte de la cama.

Por suerte, yo contaba con Johnny.

Johnny era mi compañero de piso desde hacía tanto tiempo como podía recordar, y no puedo decir que fuera por su integridad, por su limpieza, ni siquiera por su solvencia económica. De hecho, a efectos prácticos, yo no tenía ninguna necesidad de compartir mi pequeño y viejo piso con nadie, pero aún así… No sé. Pienso que a veces enlazamos nuestros pasos con un compañero de camino y las razones no son evidentes a los ojos de los hombres y tampoco a los ojos de nuestro propio corazón.

Johnny estaba ahí, sucio, desaliñado, desastroso e imprevisible, pero era parte de los elementos que conformaban lo que yo llamaba “hogar” en la ciudad. Normalmente la gente cuando tomaba contacto con Johnny huía o le daba la dirección de un asistente social o un centro de desintoxicación. Para mi, Johnny era mi colega y eso era lo que marcaba el punto de inflexión, la diferencia entre nuestra propia relación y el resto del mundo.

Aquel mediodía no puede darme media vuelta en la cama deseando desaparecer porque Johnny entró en mi cuarto flaco y desvalido como un perro callejero, gimoteando.

-Tienes que levantarte, es algo horrible, el microondas está echando chispas.

-No me fastidies, Johnny-murmuré con la cabeza bajo la almohada-.Desenchúfalo y enseguida voy a ver que ocurre. Pero no te lo cargues, por favor.

Cuando mi compañero de piso obtenía una respuesta completa como en aquel caso,presuponía que yo me encontraba totalmente despierto y receptivo, por lo cual se sentó en mi mesilla de noche y empezó a charlotear de la comida, del tiempo y del empleo que de nuevo acababa de perder, mientras fumaba algo que olía mucho a marihuana.

-…Johnny, por favor –le dije pasado un rato- Desenchufa el puto microondas o tendremos que llamar a los bomberos.

-Oh, claro, por supuesto…pero vas a levantarte ya, ¿eh?...estoy fatal, necesito hablar con alguien, échame un cable, tío…

-…el microondas…

-…puedes creer que ese hijo de puta me pone en la calle porque en vez de ir a pasar la fregona por los pasillos de su centro comercial a las diez en punto lo hago a las diez y media…¿Qué cree, que los suelos notan la diferencia?...aún así le dije:”vale, me quedo media hora más al salir, así compenso el retraso”, ¿y que crees que me dice?...pues va y me dice “Lárgate. Estás fumao”.-Johnny hizo una pausa teatral antes de continuar-¡”Fumao”!...Pero dime, en que momento he puesto yo en manos de ese explotador mi vida, mi dignidad personal y mi autoestima para que me hable de ese modo. Así que le respondí: “¿sabes que te digo?”…

-…”que te metas la fregona por el culo”-completé-.

Johnny se asombró al oírlo.

-Joder, pues sí, justo eso. Increible. No se si lo sabes, esto es transmisión de pensamiento.

-No. Es tu frase favorita al dejar todos tus empleos en el sector de la limpieza, me la se de memoria. Vas a tener que buscar otro sector profesional porque creo que has agotado todas las empresas del ramo en la ciudad. ¿Qué va a ser ahora, Johnny?

Compuso una cara de repentina desesperación y sollozó:

-¡No sé, tio! ¡Mi vida es una mierda! Mamá dice que acabaré muerto de sobredosis o durmiendo debajo de un puente. Pero tú no vas a dejarme acabar así, ¿verdad, tio?

-Johnny…qué te pasa, estás de bajón…

-No sé, tío, no sé…Igual es el día este tan oscuro o que me levanté sensible.

Tuve que sonreír un poco porque el estado “sensible” lleva unas connotaciones que no cuadraban en el espíritu de Johnny.

-Venga, porqué no preparas algo de comer y luego nos vamos a tomar una cerveza por ahí. Verás como mañana lo arreglamos todo…pero hoy estoy todavía con el síndrome nocturno, ya lo sabes, así que no vamos a agobiarnos, ¿eh?

-Pero no vas a echarme de casa ¿verdad? Te prometo que enseguida encuentro un curro y…

-No voy a echarte. Pero vete a ver el microondas, por Dios.

-¡Vale, vale!-exclamó correteando hacia la puerta, luego compuso ese gesto que creo sabía derribaba mis defensas y añadió-Te quiero, tío, ya lo sabes.

Volví a dejar caer mi cabeza en la almohada reuniendo fuerzas para levantarme, y…

…sin duda debí quedarme dormido, porque de súbito todo mi campo de visión se inundó del rostro de la chica que ví aquella misma madrugada, con su piel blanca como la cal, los ojos negros veteados de destellos dorados y sus labios perfectos, azulados, susurrando:

“…te dije que corrieras…no corriste lo suficiente…”

Era un sueño y yo no podía hablar, hechizado por la forma en que su cabello rubio flotaba con suavidad en torno a su cara, casi como si estuviese…

“Me he fijado en ti.”

…como si estuviese debajo del agua. Abrió un poco más su boca y una burbuja plateada escapó hacia arriba, ella sonrió y de pronto reparé en que no respiraba.

“¡Estás muerta!”, quise gritar, la boca se me llenó de agua la vez que la veía reir silenciosamente, entonces empecé a bracear con desesperación en busca del leve destello de luz que insinuaba sobre mi cabeza donde se encontraba la superficie.

“¡Johnny!”, quise gritar, sin dejar de repetirme que en efecto era un sueño, que iba a despertarme pero al mismo tiempo sintiendo mis pulmones arder, las sienes a punto de estallar y la absoluta certeza de saber que iba a morir ahogado, que aunque aquello no fuese real seguramente me estaba asfixiando, quizás con mis propias sábanas, y nadie iba a…

…la superficie llegó y lo que creía era el sol resultó ser la bombilla del techo de mi cuarto.

Aspiré una bocanada de aire, empapado en mi propio sudor, con el rostro arrasado aún por las lágrimas que había derramado ante lo que creía era mi inminente muerte. Al volver la vista a la ventana descubrí el día aún más ceniciento a punto de extinguirse y una angustia helada me inundó haciéndome estremecer.

-¿Johnny? –grité-.

Pero no hubo respuesta.


Y, antes de que se me olvide, aquí va la respuesta al reto de mi queridisima Rosa de Fuego, pidiendo que le pusiesemos un rostro a Franz y Tom, su pareja de detectives enamorados...bien, para mi Greene, evidentemente, y en esto tiene culpa lo que hablamos mi Rosa y yo de esto y aquello, pues mi Greene es...

...pues si señora, el doctor House...y en cuanto a Tom, mi elección personal, porque lo visualizo así, ha sido......¡Ruper Everett!...bien, quedan los dos contratados para el rodaje de la serie, que se pongan en contacto con mi Rosa a la mayor brevedad posible.

Un beso para ella, y otro para todo aquellos queridos por mi corazón que llegan hasta aquí ¡y se lo leen todo, jajaja!

Mucha felicidad, amigos mios.