lunes, septiembre 14, 2020

SOLO NOS VEMOS EN BODAS Y FUNERALES


Así se titulaba el primer capítulo de la fantástica serie "The Umbrella Academy" que tanto me ha divertido este verano, y hoy te saludo con esa tópica frase porque este blog mío se está convirtiendo en una cosa un poco así. La primera entrada de este mes de Septiembre va a ser para dejar constancia de un fallecimiento: Lindsay, el periquito de la progenitora ( así bautizado en homenaje a una de las chicas integrante de la pareja de lesbianas de la serie "Queer as Folk" )...

...que podría haber sido una tortuga o un hamster y se hubiera 
llamado igual. No hubo asociación de ideas entre los conceptos
"cotorra pequeña" y "pareja de lesbianas de larga duración", lo juro.
En la foto Lindsay con su novia Mel.

...la pequeña Lindsay decía, tras 12 años en el domicilio familiar, decidió el pasado miércoles estirar la pata y ahora revolotea en el Paraíso de las cotorras entre montañas de alpiste y sin barrotes de jaula a su alrededor.  
Ya lo sabes tú, los animales de compañía, por reducido que sea su tamaño, terminan convirtiéndose en  miembros de la familia y su perdida es siempre motivo de tristeza y de depre. A mi además siempre me entran sentimientos algo oscuros sobre el tema de atarse emocionalmente a seres o asuntos que tienen una duración limitada, ya ves, parece que a mi edad todavía me cuesta aceptar que en esta vida para bien y para mal no hay nada que dure para siempre y que esa duración no tiene porque cuestionar la validez de esas cosas ni nuestra capacidad de disfrute de las mismas.
Total, que el jueves me eché a la pequeña Lindsay al hombro ( por fortuna a mi progenitora no le ha dado hasta ahora por adoptar cosas más voluminosas como por ejemplo un muflón )...

...¿y si lo ve y se le antoja?...¡horror! ¡menudo sepelio!

...y eché a andar hasta encontrar un lugar lo adecuadamente bonito para que el pajarrac nuestro pequeño animalillo descansase tranquila y feliz por los siglos de los siglos. Casi cuatro kilómetros más allá, este fue el sitio con el que di y en el que los huesecillos periquitiles reposan de ahora en adelante.

Que duro está el suelo en la meseta castellana, uff.

...¿qué más hacer y decir para agradecer a un animal tan verde y tan pequeñito tantos años de amor y compañía?
Pues nada.
Sólo desearle un buen viaje y que allí donde está encuentre tanta paz como paz nos deja, porque ¡como graznaba la criatura! :-)
Hasta siempre, Lindsay.


Y a ti, querido lector, espero tardar un poco menos en verte de nuevo...feliz Septiembre.