martes, marzo 20, 2007

CABALLOS GALOPANDO HACIA EL ANOCHECER


Historias triviales.

Mi madre tiene un gato blanco de ojos azules, un gato viejo bastante borde que siempre ha hecho gala de un orgullo inquebrantable y una mala leche impresionante. En muy contadas ocasiones se ha dejado poner la mano encima, y cuando su temperamento era motivo de bronca con algún miembro humano de la casa, siempre terminaba oculto en la repisa de una ventana, contemplándonos por la rendija de las cortinas con esa mirada clara y fría que decía: "esto es así, o me amas tal cual soy o puedes perderte, al diablo con las medias tintas".
Nuestros temperamentos siempre han chocado, y hemos defendido siempre nuestros espacios respectivos a ultranza...

...ahora duerme en una manta sobre mis rodillas, apurando sus últimos momentos. Según la encantadora veterinaria, el problema es incurable, y si no nos decantamos por esa espantosa cortesía hacia el interesado titulada "inyección letal", se apagará poco a poco en unos días, como se va consumiendo una vela.
Tras nuestros años de rivalidad, se sube a mis piernas por las tardes a dormir, y al mirarle a los ojos, lo veo.

Sus caballos galopan hacia el anochecer.

He oido el sonido de ese galope más veces.

A veces he visto esas nubes de polvo en el desierto despidiendo a un ser amado, mientras un sol rojo como la sangre se hundía a cámara rápida en el horizonte.

A veces mis propios caballos galopan hacia el ocaso y no implican el final de nada físico, sino espiritual: proyectos, esperanzas, sueños que de pronto se transforman en caballos y se pierden en el final de la tarde...
Cuantas veces he creído estar a lomos del ganador , corriendo hacia el alba y tuve que tirarme en marcha para no perderme en una noche infinita...

...y ahora, sin embargo, me he subido a tu montura y agarrado a tu cintura galopamos hacia esas montañas azules que se van tiñendo de rosa y después de escarlata, poco a poco.

"Corremos hacia la oscuridad", te susurro, como si no te hubieses dado cuenta.

Ries y exclamas:
"¡Respira este aire suave y dulce!...¡Mira esa luz!...¿alguna vez has visto algo más hermoso?"

En vez de responder me abrazo más a ti y cierro los ojos.

No te has dado cuenta, amor mio.

Nuestros caballos galopan hacia el anochecer.