lunes, agosto 27, 2012

LA AUSENCIA


Tras la entrada un poco mal rollera que me quedó el otro día ( y que pensé borrar porque mis libros de autoayuda dicen que verbalizar las cosas escribiéndolas solo lleva a conseguir que acontezcan y daba la sensación de que no me presagiaba a mi mismo nada bueno pero luego me dije "que-diablos, quien soy, ¿Bridget Jones?", ya sabes,  y ahí quedó para la posteridad...)
( a ver, que me pierdo... )
 ...bien pues tras esa muestra de párrafo deprimente y depresivo he decidido mostrar una de las cosas que me ayudan a embellecer el transcurso de los días, y esta cosa es...¡tatachán!...

...¡el último album de Melody Gardot!...
Melody ya ha aparecido por mi espacio más de una vez, porque su anterior trabajo ( "My one and only thrill" ) venía lleno de canciones que me han acompañado en muchos importantes momentos, canciones exquisitas una a una que se me han hecho imprescindibles. Y ahora, tres años después, tras un periplo viajero en el que se ha dedicado a aspirar e impregnarse de efluvios, melodías y ritmos de otros paises, Melody se ha embarcado en un trabajo en el que a través de casi una docena de canciones compuestas por ella, nos muestra lo que puede surgir cuando todas esas músicas y aromas pasan a través del tamiz de una artistaza del tamaño que es ella misma.

Ahora, frases-hechas-de-critiquillo-musical-de-chichimoni a un lado, el disco es BUENISIMO.
No voy a contar aquí la odisea de superación personal que supuso para Melody sus inicios en el mundo de la música porque es de sobra conocido y es algo que ha quedado atrás; lo importante es que ahora, después de todo eso,  ha quedado una creadora e intérprete a la que creo si se da el tiempo suficiente va a quedar a la altura de las grandes de la música en este tecnológico y cuadriculado siglo XXI.

...porque cuando Melody canta, parece que te rodea el cuello con sus brazos y te susurra las palabras justo encima de la piel...


Cada uno de los temas de "The Absence" recrea una atmósfera, un lugar y por supuesto un sentimiento. No podría recomendar ninguno en concreto porque todos merecen no una sino muchas audiciones, pero es hermosísimo "Lisboa", en el que casi puedes sentir las gotas de lluvia golpeando tras el cristal, un tangazo titulado "Impossible Love" y el tema cantado a medias con su colaborador e inspirador en el proyecto, Heitor Pereira, titulado "Si voce me ama", una pasada...
( acabo de ver que Heitor, un musico brasileño de larguísima carrera, cumple años ¡justo el mismo día que yo, el 29 de Noviembre!...¿querrá decir todo esto algo?... )


...he encontrado el videoclip oficial de la primera canción del disco, "Mira"; que es de esas que entran al instante por la oreja y se te quedan en la cabeza un montón de tiempo, pero me apetece más dejar para el recuerdo una muestra de la que antes mencioné, "Lisboa", porque esta tarde calurosa parece que apetecen unos instantes de lluvia templada y suave que le acaricien a uno el rostro.
He aquí el chapuzón auditivo:


...estos interneses mios están hoy como la Margari, no sé si se cargará todo como debe o no, pero bueno, ahí queda la canción y mi deseo de que tanto las imágenes como los sonidos animen al eventual lector a aparcar un momento los sonidos habituales y detenerse a escuchar algo como esto.

"The Absence" que es el título del disco, significa "la ausencia". Pero pienso que esta ausencia a la que se refiere no es a la falta de nada ni de nadie, sino a ese "ausentarse" uno mismo del mundo que le rodea para caminar durante unos minutos en un espacio paralelo, más azul, más pausado, más hermoso. Ese espacio en el que estás solo tu y la paz que te rodea, por encima del habitual cúmulo de necesidades, obligaciones, dependencias, afectos y carencias que te encadenan a la tierra y te hacen los días pesados de llevar, porque seis días de cada siete la realidad nos hace sentir deseos de perderla de vista.

...¿tu sabes hacerlo?...yo tampoco.

Pero tranquilo, porque Melody hace lo que puede para mostrarnos el camino.

sábado, agosto 25, 2012

DEL COLOR DE LA LUZ AL CAER EL DIA


Una entrada de mantenimiento para irme poniendo poco a poco en marcha después de las vacaciones.

Hace una semana que empecé a trabajar, pero en parte he seguido actuando como si todavía todo mi tiempo fuese mio, pensando en prolongar por lo menos mentalmente el descanso estival. Me ha ayudado en gran manera la ola de calor ( para los que estamos acostumbrados a veranos de una semana, esta temperatura nos hace sentir que vivimos en una realidad virtual, jeje ), y también el dejar aparcadas todas las rutinas que me hacen sentir de vuelta a mi vida de siempre, entre ellas la actividad bloguerística.
Pero bah. 
Escribir aquí me hace bien, y es una de las pocas cosas que voy a retomar con relativo placer.
El resto, ¡chico!, el resto es lo de siempre, y si antes de las vacaciones ya estaba todo regular tirando a mal, aquí sigue todo exactamente igual que lo dejé. Moraleja: en la vida real no hay duendes que se dedican a transformar tu paja en oro mientras duermes. Al despertar, casi siempre, todo sigue en el mismo estado en que lo dejaste al acostarte.
Y con la vida de uno mismo, pasa justo igual: lo que iba bien sigue bien, lo que iba mal no ha mejorado, los pequeños detalles que te hacían amar la vida siguen por fortuna ahí pero lo que te estaba haciendo perder la esperanza, eso también sigue ahí, por mucho que puedas haber intentado hacer para olvidarlo.
El mes de Julio que pasé a bordo de la Nostromo lejos de todo esto resultó oscuro en muchos aspectos y en mi retorno a la Tierra me he encontrado el planeta envuelto en tonos azules y sombras, con esa indefinible cualidad que tiene el color de la luz al caer el día.

Será porque llega la noche.

Y entonces toca buscar lugares donde refugiarte, una manta para abrigarse los hombros y algo parecido a un fuego para evitar que se te enfrien las manos.
Porque estas noches mías a veces duran un suspiro pero otras veces hacen perder la esperanza de volver a ver el sol de tanto tiempo que pasan acostadas sobre mis hombros. La última vez que oscureció se sucedió tanto espacio de penumbra que me creí embarcado a bordo de un planeta escapado de su órbita, buceando entre polvo de estrellas a la búsqueda de otra fuente de luz a la que engancharme...

...pero ya ves, por muy larga que se hiciera la espera, terminó por salir el sol. Y ahora que la luz empieza de nuevo a decaer, es eso a lo que uno tiene que aferrarse.

A que afortunadamente, al final, siempre amanece...