domingo, mayo 27, 2018

CONEJO-MIRANDO-COBRA


No trago a mi profesora de alemán.
La conocía ya del primer año, y me alegré un montón de haberme librado de ella en segundo, pero en tercero hemos vuelto a coincidir y debido al escaso número de alumnos que hemos llegado a este punto no hay posibilidad de cambiarse de grupo: sólo hay una profesora y es ella.
Es decir, que no tengo escapatoria posible, es ella sí o sí. Y esa sensación de karma inexorable que tengo con ella consigue que todavía me caiga peor.

Parecidos razonables: la reina delas pencas profe se parece
a la china de Futurama, pero con treinta años más.

Lo malo ( más malo si cabe ) es que como yo soy muy transparente, ella detecta que no la puedo aguantar y claro, como suele suceder en esos casos -porque para otra cosa no pero en esto de las simpatías y antipatías personales los humanos practicamos a tope el "quid pro quo"- resulta que yo también le caigo fatal a ella...
...vamos a ver, no es una cosa muy evidente, ¿eh? Yo no comento con mis compañeros en voz lo suficientemente audible "ya está la zorra ésta diciendo tonterías", ni ella me dice cuando entro en clase "a ver puto gordo, la próxima vez que llegues tarde os vais a ir tú y tu cara de tonto a tomar pol culo", no, (además, yo no soy gordo, en todo caso un poco bajo de tórax como decía Obelix, jeje)

Obelix ejerciendo de "influencer" para adiestrar
hombres sin complejos

No, no es una guerra tan declarada, aunque quizás practicar estos intercambios verbales un poco de cuando en cuando nos supondría a ambos una liberación de mala uva acumulada y ¡vete a saber!; igual mejoraba nuestra relación.
Pero aun ni siendo un odio tan palpable, nos complacemos en demostrarnos en cuanto podemos nuestro recíproco desprecio. Ella por ejemplo se decanta por ningunearme haciendo como que no existo. Si fuésemos un aula magna de 200 alumnos podría ser posible que le pasase desapercibida mi mano levantada o mis aportaciones , ¡pero siendo quince!... ¡si es que siento hasta lastima por mi mismo! Y cuando por fin consigue hacer como que me oye,  -componiendo eso sí una ostentosa mueca de desinterés e incluso de fastidio- siempre consigue dejar claro que el ejemplo que yo he puesto o la respuesta que yo he dado le parece una tontería.
Puta.
Yo, en correspondencia, no escatimo divertidos resoplidos de "me-aburro-que-te-mueres" o gestos de incredulidad cuando la tía trata de hacerse la graciosa y yo en plan "pero como puede ser tan tonta".
Esta escala creciente de hostilidades que ríete tú de lo que se traen entre manos EEUU y Corea del Norte o los ingleses con los rusos no me beneficia en absoluto,  porque -uno- es la encargada de evaluarme y -dos- se da la triste coincidencia de que es la jefa del departamento de alemán, con lo cual mi futura relación con el idioma va a tenerla siempre de fondo. 
Con esta puesta en escena, no te puede sorprender que el examen oral sea para mi una puta pesadilla en la que estando solo frente a frente con ella me sienta -y aquí viene la explicación al título- como un conejo mirando a una cobra: quieto parao, sin moverme, sudando como un pollo y lo que es peor, incapaz de articular sonidos inteligibles, ni en castellano ni mucho menos en aleman.


Ese fue el síndrome que padecí en el oral de Febrero, en el que la muy putona debió tener media docena de orgasmos simultáneos durante los tres minutos que duró el asunto viéndome retorcerme y gruñir sobre el asiento tal y como si aquello fuese una silla eléctrica. Creo que la próxima vez va a preguntarme: "¿oye te importa que grabe tu examencito de mierda con el móvil?...es que chico, lo paso TANNN bien viendo como las pasas putas que es una pena no poder inmortalizarlo para verlo cuando me apetezca".

Ainssss quien fuera boa constrictor...

La sorpresa fue que a pesar de no haberme sentido yo capaz de articular más allá de media docena de frases medianamente coherentes, la zorra me aprobó con un 6, es decir, la nota mínima para pasar el trago...¡que extraño! ¿Sería porque el examen de Febrero no sirve para nada y solo es una especie de control para ver nosotros mismo que tal lo llevamos? ¿Será que me está preparando alguna buena tostada y de momento se está haciendo la longuis y la buenita? 
De hecho fui a la revisión del exámen a ver qué me decía a mi contundente "si no abrí el pico, ¿como puedo haber aprobado?" y ella contestó contemplándome como si un gran moco gigante se hubiese materializado ante su mesa "lo poco que dijiste lo dijiste bien. Llegaste al 6, de churro pero llegaste."

...¿que debo pensar ahora? ¿qué estrategia debo seguir para enfrentar el examen final del día 31 que es "el de verdad" y que supondrá nuestro enfrentamiento final del curso? ¿es recomendable que ceda a mis impulsos y terminar teniendo pelea física con ella para descargar tantos meses de agresividad contenida? ...porque es demasiado tarde para fingir una simpatía que he demostrado ostensiblemente NO sentir durante todo el año, ¿o qué?

A la izquierda yo = el héroe.
A la derecha, espantosa criatura del inframundo = la penca = ella

Ay madre, si es que solo de pensarlo ya me está entrando la parálisis conejera...

El desenlace, de aquí en cuatro días.