Continuando con el repaso estival a la producción literaria de este hombre, toca hablar de esta novela, que de las tres suyas que llevo leídas (con "Hermano" y la de "Sebastián" ya comentada), es la que más me ha conmovido con diferencia. En ella se habla de la relación de dos hombres heterosexuales, que están enamorados y o no lo saben o no lo quieren saber. A lo largo de los años y frente a distintos escenarios (que tan-tan bien sabe pintar el escritor) vamos asistiendo al devenir de ese sentimiento, y al mismo tiempo y en capítulos alternos - digamos que en la "vida real"- seguimos al autor durante unas vacaciones en compañía de su pareja por Bilbao y su costa. Una relación vivida de forma plena y feliz que contrasta casi dolorosamente con la que mantienen los dos personajes del libro, ese sentimiento tan callado y sumergido que está hecho más que nada de miradas, de silencios y de distancias de apenas unos centímetros que resultan insalvables. A mí me ha emocionado muchísimo, lo primero - aunque no más importante-, porque los lugares por donde se mueven tanto el José Luis novelado y su pareja como los protagonistas de la historia, son lugares y paisajes que conozco de sobra porque los he recorrido y disfrutado muchas veces yo también en compañía de Sex-Machine. Y lo principal es por la forma tan preciosa y delicada en que se narra esa casi imposible historia entre los dos hombres, no sé, si no se posee la maestría de quien la cuenta es difícil hablarte de ella con mis palabras. Solo puedo decirte: léela. Léela por favor, que aunque te impregne el alma de una cierta tristeza y melancolía como la que desprende esa costa en sus días grises y lluviosos, es una pequeña joya que debes descubrir.
Y con esto sábado 12 ya, y la vuelta al trabajo empieza a vislumbrarse en el horizonte...
¡Mi vida de siempre, que alli espera!...
