lunes, diciembre 25, 2006

MAÑANA DE NAVIDAD


...las diez de la mañana. Pego un brinco pensando "me he dormido, me he dormido, no llego..."... pero no, ayer Aguirre demostró que incluso en su corazón color chapapote hay una brizna de buenos sentimientos y me dijo "mañana es Navidad, tomate el día libre, vaquero". ¡Ole-ole-ole!
Mis gatos apenas perciben que estoy despierto ( no se si es percepción extrasensorial humano-felino o simplemente es que dejan de oir mis ronquidos ) saltan sobre mi y empiezan a utilizar mi lecho de soltero como cama elástica: saltos y más saltos. "Papá, papá, queremos el desayuno", es el mensaje subyacente tras esa demostración de energía felina.
Mi estado de forma es aceptable, hice bien en rechazar aquel último orujillo de hierbas, jajaja, no tengo ni pizca de resaca, así que me levanto con una sonrisa y...
...oh, joder, la puta calefacción vuelve a fallar, he de unirme a los saltos de los gatos para entrar en calor, no hay como una sesión de aerobic para luchar contra las temperaturas invernales, siempre recuerdo las películas de exploradores en el polo norte cuando el amigo del bueno desfallece y se deja caer, y el prota le dice: "¡no dejes de moverte, no dejes de moverte!"...así que sin parar trotamos todos a la cocina, reparto generosos desayunos a los mininos y me asomo a la ventana. Bueno, el día es resplandeciente, duelen los ojos de solo mirarlo, un azul furioso y despiadado como solo pueden serlo los cielos azules de invierno. A través de los cristales de escarcha que la reina de las nieves ha dejado en mis ventanas veo que alguien ha dejado un montoncito de migas para los pájaros en la acera... al lado alguien ha pisado un charco helado convirtiéndolo en un espejo roto lleno de aristas un poco crueles. Es que a pesar del sol, el mundo sigue cubierto de hielo y refleja la luz convirtiendo mi realidad habitual en un paisaje de ciencia ficción... ¿como dejarlo ahí sin disfrutarlo?
Decidido, me calzo mis mallitas, mi gorro de lana, las zapatillas, los cascos de música para escuchar algo marchoso ( que ya está bien del "hacia Belen va una buuu-uuu-rra..." ), y ¡zooom!, a correr.
La primera impresión me deja casi sin aliento, se me paraliza un instante el corazón en el pecho y los ojos me empiezan a llorar...¡JODER QUE FRIO! Creo que la primera lagrimilla que me cae se queda helada a mitad de la mejilla, debo seguir recordando el lema de los exploradores árticos y antárticos: "¡No te pares, no te pares!"....así que salgo zumbando por las calles vacías, la ciudad está dormida, o eso o todos han decidido marcharse al mismo tiempo para gastarme una broma...
...de pronto veo un estanque y un gorrión caminando sobre las aguas como el mismísimo Jesucristo resucitado...¡cielos, un milagro!...
...claro, es que es Navidad...