jueves, julio 16, 2009

EN OCASIONES NECESITO LLUVIA.



No, no sé como llamarlo.

"Masoquismo", dirás tú. "Amor al dolor".

No sé que es, solo sé que a veces la busco premeditadamente, sobre todo esos dias, cuando la vida se torna demasiado plana y mi corazón pone el piloto automático para latir nada más por ese cúmulo de cosas necesarias pero desprovistas de pasión: respirar, comer, trabajar, dormir... no soy ingrato, no lo creas, y bendigo a quien sea que me pone en el camino esas "cosas necesarias" para que mi alma pueda preocuparse de otros asuntos tan poco importantes como estos. Porque pienso que quizás tú me estás leyendo falto de salud, de un empleo, o de lo que sea más básico para el bienestar y te puedes estar diciendo a ti mismo "qué tonterías piensa la gente cuando no tiene nada en que pensar".

Y qué te puedo decir.

Que si, que es cierto. Pero que sea por la razón que sea, continuo buscando empaparme de lluvia bajo cielos despejados, y rastreo cuerpo y alma con mis dedos intentando encontrar las viejas cicatrices, presionando con cuidado para ver si todavía duelen, buscando que duelan, al menos un poco... En ocasiones necesito lluvia, busco tu lluvia para recordarme que aunque todo vaya "bien", algo sigue vivo aquí dentro. Y duele, claro, pero me gusta que duela, me gusta saber que nada ha dejado de importar, que mi capacidad de sentir continua intacta, que sigo creyendo en el amor, que conservo la ilusión y aún creo que hay ángeles, y puedo volar con ellos aunque sea a ras de suelo.

En ocasiones necesito lluvia y tu la dejas caer, mansamente, sobre mis manos.