domingo, junio 20, 2010

METEOROLOGÍA ESPIRITUAL


Mi página, como mi propia vida, está llena estos días de cielos azules y si aparece alguna nube, siempre es una nube blanca. No estoy exento de pequeños chubascos tormentosos, claro, pero afortunadamente se marchan tan rápido como han venido, dejando tras de si el agua suficiente como para que mi tierra permanezca húmeda y fértil, y lo que tenga que florecer, florezca.

No soy tan ingenuo como para creer que este anticiclón de tus brazos y mis brazos va a durar eternamente, y muy de tarde en tarde trato de imaginar este suelo reseco y polvoriento tras el ardor del verano, los atardeceres grises de otoño y el viento del Norte que un día nos sorprenderá dejándonos helados. Y me pregunto si entonces podremos recordar este momento encantado, si seremos capaces de aguantar el invierno entretanto sin más calor que el de nuestros cuerpos enlazados, confiando que algún día estos tiempos volverán...

Que quieres que te diga...

El futuro no se extiende más allá de la punta de mi nariz, y lo que veo por delante me permite soñar con un mundo en el que siempre será Junio.