miércoles, octubre 16, 2013

EL CLUB DE LAS MUJERES INVISIBLES ( I )


Eudivigis Gonzalez:
77 años
Viuda
Pelo blanco, complexión mediana. Problemas de articulaciones.
Actividad actual: Gestionar su violencia interior contra el universo circundante.
Poder: Pinchar las ruedas de todo tipo de vehículos con la mente.

Remedios Perez:
75 años
Viuda.
Pelo castaño teñido, complexión delgada. Esporádicos episodios de incontinencia.
Actividad actual: Abuela abnegada y madre devota.
Poder: Capacidad de alterar secuencias numéricas en todo tipo de artefactos.

Soledad Gutierrez:
78 años
Viuda
Alopecia severa, peluca tono naranja intenso. Salud en general buena.
Actividad actual: Religiosa practicante.
Poder: Provocar explosiones localizadas en objetivos específicos.

Ellas son...

EL CLUB DE LAS MUJERES INVISIBLES

Hoy es uno de esos días oscuros en los que a las nubes se les queda enganchada la barriga en las antenas de los tejados. Me levanto con un dolor en la cadera de la puta que la parió pero por una vez eso no es lo que más me preocupa nada más abrir los ojos...lo que más me inquieta es saber cuando van a alcanzarnos las repercusiones de nuestra primera y última actuación estelar: mientras en el interior de un estadio de futbol abarrotado un par de docenas de jilipollas millonarios correteaban por el cesped detrás de una pelota, Sole, Reme y yo hicimos volar el parque móvil de toda la concurrencia y lo que es mejor, sin víctimas mortales aparte de un vigilante de seguridad que quedó momentaneamente noqueado por el impacto de una rueda contra la coronilla, y un chihuahua que murió achicharrao por culpa del hijoputa de su dueño.
¿A quien se le ocurre llevarse el chucho al partido para dejarlo metido en el maletero?
¿No es mejor dejarlo en casa?
Cuando Sole desbordó todas nuestras expectativas empezando a volar coches por los aires, nos quedamos alucinadas y en parte extasiadas viendo todos esos carísimos montones de chatarra explotando de esa manera. Como se dice en las novelas, era como oir crujir los charcos helados bajo los pies o pisar las hojas secas. Algo que no sabes por qué te da gusto pero que no puedes parar de hacer...aún así paramos, claro, justo cuando empezamos a escuchar a lo lejos las sirenas de la poli y las ambulancias. Entonces nos cogimos del bracete y volvimos al coche despacito poniendo la pertinente cara de tres ancianas acojonadas con lo que pasaba....

Al día siguiente bajé con la Reme a la biblioteca municipal ( la Sole tenía cita con unas peluqueras brasileñas que le habían prometido maravillas ) y repasamos toda la prensa del día diciendo "¡oooh" y "¡aaah!" pero muy bajito leyendo los titulares:

"¿ATAQUE TERRORISTA EN EL PARTIDO DEL MATRIZ-FARCHELONA?"

"SUCESOS INEXPLICABLES DURANTE EL ENCUENTRO DE LOS LÍDERES DE LA CLASIFICACIÓN"

"GRUPOS DE EXTREMA DERECHA REIVINDICAN LOS ATENTADOS OCURRIDOS EN LA TARDE DE AYER DURANTE EL PARTIDO ESTRELLA DE LA SELECCIÓN"

...y los más alucinados pero que más nos han hecho pasar el rato a Reme y a mi:

"¿PRESENCIA ALIENÍGENA EN EL ÚLTIMO MATRIZ-FARCHELONA?: 
Una testigo nos lo cuenta todo: "Vi las luces en el cielo, después los números del marcador se volvieron locos y entonces comenzaron las explosiones", cuenta A.P.V. aún conmocionada junto al montón de chatarra humeante en que ha quedado convertido su flamante Audi A4 "...¿y esto me lo cubrirá el seguro?""

A pesar de reirse Reme acaba sacando un pañuelo del bolso y sonándose la nariz con gesto de sincera preocupación.
"Udi, en la tele siempre echan mano de las cámaras y acaban dando con los que hacen las cosas. ¿Seguro que no nos van a pillar a nosotras?"
Reme, claro, es la única que de momento ha sufrido las consecuencias de nuestra aventura, porque su jodida nieta lo primero que le dijo a su papá cuando llegó fue "las yayas malas me han secuestrado y me han vuelto a devolver", y al ver papi-pijo los 300 kilómetros de más que tenía su carro no le faltó más que someter a la Reme a un tercer grado. Vale que si debo ser sincera yo tampoco dejaría a mi hija pequeña en el interior de un vehículo conducido por la Sole, pero ahora no tenemos que intentar ponernos en el lugar de nadie. 
Pensando mucho en la razón he llegado a la conclusión de que si todo esto ha ocurrido ha sido porque nosotras, las Mujeres Invisibles, vamos a reivindicar nuestra presencia en el mundo de alguna forma, y por eso se nos ha concedido el poder, para ser Voz y Brazo Ejecutor de todas esas otras Invisibles que languidecen y se marchitan en algún lugar del mundo después de haber pasado toda su vida entregadas a fregar calzoncillos, limpiar mocos, llenar pucheros y conseguir que todos esos que iban y venían encontrasen siempre cuando descansaban un lugar al que les apetecía volver.
Y de las Invisibles que han vivido y viven solas y las catalogan como bichas raras.
Y las Invisibles que se encuentran jodidas y puteadas dentro de la trampa en la que se ha transformado su propio cuerpo y en la que no saben si es mejor rendirse o abrir la ventana, saltar y salir volando.
Y las Invisibles que no saben ya que lo son ni quienes son.
Y las que por fortuna todavía estamos de puta madre y podemos reventar el mundo para recordar que seguimos estando aquí, que hemos traido al mundo a todos los hijos de puta que ahora cuando nos ven miran para otro lado y que si nosotras no hubiésemos estado, haciéndolo mejor o peor, todos ellos no estarían ahora aquí.
Este alegato apasionado no convence ni mucho ni poco a Reme, claro, que me mira asintiendo con ojos tristones y luego me suelta:
"Si, pero ¿y si no me dejan quedarme más con la niña?"
Después del "espich" que la acabo de echar no doy crédito, claro.
"¡Pues que se la quede su madre que es quien tiene que criarla igual que tu la criaste a ella...Reme, ahora esto va más allá de nosotras mismas, ¿no te das cuenta?"
"Ay Udi, que ya estoy muy mayor. Que no estoy yo para hacer de Robin Jud a estas alturas..."
Las viejas somos así: super derrotistas.
No es que nos desmoronemos ante las dificultades, es que estamos desmoronadas antes de que ni siquiera se nos hayan planteado. Así que tengo que ponerme en plan tía chunga para acojonarla y que no se nos raje antes siquiera de haber comenzado lo que sea que vayamos a comenzar.
"Ahora es demasiado tarde para recular. Tu estuviste allí y eres tan cómplice como nosotras. Ya no puedes salirme con el coñazo de la niña y volverte a casa a esperar que vaya a decirte "yaya mala" para hacerla dos huevos fritos y ponerla de postre un chocolate con churros. YA has pasado a la acción, Reme, no puedes dar marcha atrás."
Se cubre los ojos un rato con la mano como si estuviera hecha polvo, lo justo para que pueda sentirme yo como una perra sin escrúpulos pero luego por fin se descubre la mirada, sonríe debilmente y me responde:
"....si acojonada-acojonada debería estar la Sole, ¿verdad? ¡jijiji,la que preparó!"
"Esa es la actitud" pienso orgullosa de mi Reme y salimos de la Biblioteca como dos mujeres distintas...
...y ahí, sorpresa: ¿viste la película de ET el extraterrestre donde un montón de tíos con mono blanco vienen a llevarse al bicho para hacerle perrerías? Pues a la puerta de la biblioteca nos esperan media docena de furgones blindados y por lo menos doce tíos vestidos con mono blanco y mascarillas en plan astronauta. Uno de ellos se nos acerca a Reme y a mi y me pregunta en tono coloquial como si no fuese vestido de marciano:
"Buenos días, señoras. ¿Es usted Eudivigis Gonzalez?"
"Pues no, se ha equivocao" digo intentando marear la perdiz "¿y usted de qué va disfrazao?"
El hijoputa hace como que no me ha oido, orienta sus gafas de buceador y su mascarilla antigas hacia Reme y dice:
"Ji-ji, y entonces usted es Remedios Perez...¿me podrían acompañar, por favor?"
No me voy a dejar llevar así como así, agarro del brazo a la Reme y empiezo a gritar:
"¡Quien es usted!¡Quien es usted! ¡Ay de mi! ¡Socorro! ¡Policia!"
Pero en esto que veo un policía tras la línea de marcianos con los pulgares metidos bajo la hebilla del cinturón y cara de que alguien fuese a chupársela de un momento a otro, meneando la cabeza negativamente con una sonrisa hijoputesca que me hace comprender la realidad.
Estamos jodidas.
Uno de los furgones abre la puerta con un silbido extraño y en el interior vemos a la Sole, con la cabeza llena de trencitas tal cual si fuese la puta Medusa esa con la cabeza llena de culebras (¿como demonios le han pegado esas brasileñas semejante cosa en la cocorota? ), pero mirándonos con una cara de cachorro octogenario abandonado muy poco apropiada para su look-afro.
"¡Chicas" dice la muy perra como la gran actriz dramática que reside en el interior de todas las jubiladas católico-practicantes "Por el amor de Dios, ¿vosotras entendeis algo?"
No respondemos, entramos al furgón y nos embarcamos rumbo a una dimensión desconocida...