sábado, mayo 27, 2006

SIN TITULO


No soy poeta, nunca pude serlo, es algo que pertenece a mi constitución, como el color de mis ojos o la forma de mis pies. A pesar de todo, intentar reflejar los sentimientos con palabras es una debilidad de los seres humanos... mejor dicho, una cualidad, de esas que me diferencian de mi gato o de los pájaros que se sientan en mi ventana a cantar por las mañanas. Para esa cualidad no hace falta poesía, a veces ni siquiera palabras bonitas ni una música de fondo, a veces una sola palabra con una mirada dice más que torrentes de frases bien construidas sin más objeto que regalar el oído del que las recibe...

...y sin embargo entre tu y yo no cabe la brevedad. No somos poetas, ni pretendemos serlo, pero necesitamos las palabras, me llegas en ellas, y yo como un ángel de verdad planeo océanos y tierras en forma de palabra para llegar hasta el pequeño hueco en el que reposa tu alma dormida, aguardando mi voz como una amante enamorada aguarda el sonido de la hierba bajo el pie del amado.

Mientras, sentado en mi roca con las alas plegadas contemplo las olas romper contra mi orilla, esperándote, con los oídos abiertos porque la brisa que viene del mar trae el susurro de tu nombre...

...y cuando llega todo vuelve a empezar, el vínculo se renueva, soy nuevo, es como la primera vez y la magia de este juego se repite eternamente...

Ahí vienes tú, conozco el color de tus ojos en cada adjetivo, cada nombre invoca tu presencia y tu corazón late en cada verbo.

Es amor.

Es más que amor.
No somos poetas, pero este amor crea poesía con cada movimiento...