lunes, junio 25, 2007

Fantasmas


Todos hemos obviado el tema, pero finalmente ayer tuvimos que reconocerlo.
Llevamos tiempo extrañando a "Chape", ese pequeño cabronazo que era el gato de "la mia mamma", un minino encantador de pelo blanco y ojos azules que, con su mirada de Hollywood-Star-Sistem lo mismo te meaba los zapatos para marcar su territorio que investigaba con sus uñas si tu jersey nuevo llevaba punto inglés o cruzado. Ese diablillo encantador fue a parar al nirvana de los gatos hace un par de meses y ahora todos echamos la siesta tranquilos sin pensar en donde hemos dejado nuestras pertenencias.
Extrañándole, por supuesto.
Pero relajados.
"Él no va a volver, ¿verdad, mami?" le decimos a su dueña y ella nos dirige miradas profundas dignas de un asesino en serie, sin contestar.
...ahora, con la llegada del buen tiempo, ha llegado a la casa una pequeña maceta de hojas verdes y flores blancas. Nadie sabe como, rodando por todas partes hasta encontrar su ubicación definitiva, ha terminado ocupando el lugar en que Chape se sentaba a contemplar sus dominios ( todo era suyo hasta donde se extendía su vista, jeje ), una esquina al lado de la ventana.
Pensé que era yo el único que había reparado en la forma como las ramas se curvaban para que las flores pudiesen mirar la calle, y en esos pétalos tan blancos como el lomo de aquel jodío bicho.
...hasta que ayer, justo antes de salir de casa, me volví señalando al tiesto e hice una broma en voz alta, comparando colores y actitudes entre el gato y la planta.
Una suave y fría brisa venida de quién sabe donde movió ligeramente las hojas, y mi progenitora me miró con ojos desorbitados, sin decir nada.
Ella también lo vió.
Él sigue ahí, calentándose al sol, y viviendo eternidades como interminables son estas tardes de verano...
La fotografía que ilustra este estremecedor documento procede de otro blog:
unangelparatusoledad-flor.blogspot.com
Casualidades de la vida, su autora es argentina... ¿porqué será?