sábado, septiembre 04, 2010

CUANDO EL AMANECER TE ARREBATA DE MIS BRAZOS


...yo que desde que puedo recordar siempre he huido cuando llegaba el momento de los besos por compromiso, que acotaba estrictamente mi espacio vital mínimo necesario y escapaba como de la peste de esa gente que para hablar con uno parecen necesitar estar tocándote algo todo el tiempo, y de los sobones y sobonas, y los besuqueadores y abrazadores compulsivos que abrazan por abrazar sin poner nada de sí en cada abrazo; yo, ese mismo yo, ahora suspira porque apoyes tu cabeza en mi regazo, porque me cojas de la mano cuando hablas, porque me abraces y hasta bailar abrazados si hace falta; por besarte y que me beses, por tus caricias distraídas, vacías de intención pero llenas de ternura, y el roce casual de tus dedos, y ese roce también exquisito y detallado del momento en que me amas; ese yo se ve hoy deseando tenerte así de cerca, muy cerca, y sintiendo ese dulce y sordo dolor por la mañana, cuando el amanecer te arrebata de mis brazos...