viernes, mayo 01, 2020

SAN FRANCISCO

  

Durante todas estas semanas de confinamiento ( este que parece ya toca a su fin ) , he hablado muy poco del encierro en sí mismo, en gran medida porque he supuesto que tanto el lector como yo estábamos ya hasta los huev un poco fatigados de tanto oír y hablar de encierros, virus y pandemias. Parecía mucho más apropiado para mí y para ese lector tratar temas más livianos ¡aunque sin duda trascendentes! como  por ejemplo ejecutivos acomodándose el paquete en el autobús o los problemas de retención urinaria dentro del servicio de caballeros.

Imagen causante de como mínimo un importante
desasosiego en mí mismo.
Ainsssss como andamos...

Eso no quiere decir que no haya pasado yo aquí mi pequeño calvario personal con todo esto, ni que no le haya dado un buen número de vueltas a las cosas. (...¿a qué cosas?...a TODAS las cosas, me parece ) Pero por fortuna no tardando mucho se produjo en mí una especie de no sé si llamarlo catarsis, trascendencia o metamorfosis espiritual, y pasé de estar todo el día ciscándome en todo lo que se menea suspirando cual princesa prisionera en el torreón de su castillo, a...¡sentirme divinamente! Y ahora lo que estoy lamentando es que esta movida vaya tocando a su fin y tener que volver a mi aburrida vida cotidiana y a todas esas obligaciones personales y sociales de las que ahora me veo liberado en virtud del dichoso coronavirus.
¿Qué?...¿que soy un bicho raro?...( Lector: "¡Ya te digo!")
Pero aún así, cuando todo esto empezó, yo también tuve mis tardes chungas, de esas en las que el anochecer parece anticiparse presentándose como un invitado no deseado. Entonces miraba imágenes como las de ahí arriba, intentaba recrear en mi cabezota lo que era sentir el calor del sol en la piel y me preguntaba qué sería vivir en uno de esos sitios privilegiados en los que como dice la canción, parece que nunca llueve....


Nunca he creído que aten los gatos con longanizas en ninguna parte, ni siquiera en San Francisco, pero con algunos rincones del mundo estoy más dispuesto a dejar "que me vendan la moto", como se dice por aquí. Y sin lugar a dudas me creía a pies juntillas a Scott McKenzie cuando decía todo lo que decía en esta canción tannnn bonita que se convirtió en un himno generacional en aquellos tiempos de hippies y de flores en la cabeza. ¿Ya he dicho que de haber vivido yo en aquel entonces me hubiera gustado ser hippie?...eso te digo aquí, después seguramente de haber  nacido yo en el momento apropiado, ¡ni hippie ni nada! Que en la teoría siempre resulto un rebelde apasionado pero cuando llega la hora de llevar los fundamentos a la práctica, siempre me acoquino y prefiero diluirme en la moderada y conformista masa media. Este video tengo sensación de no haberlo puesto hace tanto tiempo pero era perfecto para escucharlo hoy...



En este mini post dedicado a San Francisco como símbolo -quizás sólo para mi- de un verano interminable lleno de vida, de libertad y amor, no podía faltar esta última canción repleta a su vez de romanticismo y nostalgia. Este tema tiene a su favor una cosa meritoria y un poco mágica porque consigue que personas con la cabeza a pájaros como yo consigamos llegar a echar de menos un sitio en el que nunca hemos estado...el video cuenta con el puntazo alucinógeno adicional de bailarinas hawaianas meneando las caderas frente a lugares emblemáticos de la ciudad, algo que me ha parecido una flipada totalmente sensacional. 



En fin. 
Que mañana se empiezan a levantar las medidas de confinamiento estricto, podremos volver a salir poco a poco a la calle y recuperar nuestras antiguas vidas más o menos en el punto donde las habíamos dejado antes de este extraño, a ratos inquietante y a ratos revelador "impasse".
Y entonces yo, y quizás también tú, podremos volver a dejar que las rutinas y costumbres cotidianas vuelvan a llenar nuestras horas y dejaremos de soñar durante las tardes huecas con esos lugares en donde nunca hemos estado.
Como por ejemplo, San Francisco.

8 comentarios:

  1. Bueno, Angelito.
    De vuelta al curro, no? Y pues esperemos que sea para mejorar. No creo que exista lo 'normal' por un tiempo largo. Por lo menos hasta que haya una vacuna para el COVID-19.
    Y por SanFran, te digo que es fantástico. Que no he estado sino unos cuantos días, pero que vamos, que se quiere quedar uno. No todo es fantástico claro, pero es bueno mantener una imagen de lo que queremos.
    Vamos, que hay que mantener los sueños...

    Un abrazote.

    XOXO

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    1. Hola guapetón!
      Pues sí, yo creo que vamos poco a poco para mejorar...¿entonces tú sí que has estado en San Francisco?...¡que suerte! Es una de mis -escasas- metas vitales, a ver si algún día puedo llegar a visitarlo.
      Y es cierto, con o sin COVID-19 hay que tratar de mantener los sueños, aún cuando la rutina cotidiana vuelva a arrastrarnos a esa inercia de siempre que nos deja tan poco tiempo para pensar ¡y para soñar!
      Un abrazo grande.

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  2. Pues me alegra que estés con esa actitud tan positiva, por desgracia yo hace mucho que la perdí. Y eso que he dejado de mirar telediarios, que sino...
    Saludos.

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    1. ¡Hola majete!...no te creas, yo también tiendo a ratos últimamente a ser un poco negativo ( y sin necesidad de ver informativos ), pero también es cierto que me hace falta bien poco para levantar el ánimo y ver el asunto de manera más positiva.
      Bueno, eso digo, luego buffff...
      Un abracete y a cuidarse mucho.

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  3. Me da la sensación de que tendemos a idealizar ciertos lugares, igual porque muestran algo al forastero que en nuestro lugar de residencia nos falta, pero estoy seguro de que en el fondo la rutina allí no es tan diferente a la nuestra. Tendrán sus monotonías, estarán hasta las narices de su jefe, etc. Además, seguro que echaríamos de menos cosas que tenemos en nuestro lugar de residencia y que habitualmente no reparamos en ellas (de hecho yo estoy descubriendo rincones de mi pueblo estos días en los que sólo he podido alejarme una hora de mi casa).

    Cuando leí el título, me acordé de esta canción de uno de esas sugerencias de Atroz con Leche:

    https://youtu.be/IjdFLIqAHD4

    De hecho, cuenta la historia de un viaje a San Francisco que no cumple las expectativas previas.

    Un saludo.

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    1. Pues sí, se puede resumir con aquello de que "en todas partes cuecen habas". Pero ya sabes lo de la insatisfacción del género humano, y que cuando estás aquí, te gustaría estar allí, y cuando te mandan para allí, te entra morriña de lo que ha quedado a la espalda. Manda güevos que complicados somos, ¿eh?
      Ahora le doy una oportunidad a la canción que me apuntas.
      Abracete, y a seguir bien.

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  4. Ey Angelillo, veo que te has mantenido activo
    durante el confinamiento. Yo he vuelto al trabajo y me he puesto al día con tu blog. Te sigo leyendo, con interés.
    Un fuerte abrazo,
    Hotdardo 🎯

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    1. ¡Dardito guapetón!
      Pues que sea leve la vuelta al curro, y a cuidarse mucho y seguir bien. Yo he seguido activo y puteado, jajaja, pero vaya, con buen rollo, pienso.
      Un abrazo grande y cuídate.

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