sábado, febrero 08, 2020

RECUERDOS DE MI INFyM ( INmadurez Fisica Y Mental, es decir, infancia ): hoy, LA BIBLIOTECA DEL COLEGIO


En esta pimpolluda nueva sección que me he inventado para el 2020, resultado creo del rollo zen este tan raro que me traigo, voy a recordar momentos buenos de mi infancia que me hacen sentir bien al traerlos a la memoria. Hay que matizar lo de "buenos" porque si me pongo a pensar, seguramente la balanza se inclinaría más hacia el lado de los malos recuerdos ( igual por eso inconscientemente me salió lo de "INFyM", porque me suena un poco a "INFaMe", jeje). 
Pero como digo, esta sección es un intento buenrollista de rescatar instantes de bienestar del pasado para recrear esa sensación positiva en el presente y en la medida de lo posible, hacerte sentir bien a ti también, hipotético lector. Por ello olvidaremos los momentos infames e iremos directos a este primer recuerdo positivo que es...

LA BIBLIOTECA DE LOS VIERNES


Que quieres, si es que al final los curas de los colegios de educación religiosa en el fondo-fondo eran un poco pardillos, y los del mío no podían ser menos: alguno de ellos, rebosante sin duda de buenas intenciones, tuvo la idea de empezar un proyecto de "Biblioteca" en el colegio. La idea era habilitar un aula los viernes por la tarde como eso, como biblioteca, poniendo a disposición del alumnado una pequeña colección de novelas en plan "literatura de evasión".

Pequeña muestra de las joyas literarias con las que
el clero burgalés pretendía seducir al personal pre-púber a su cargo

La ilusoria intención era que al salir de clase los alumnos, en vez de salir como bestias a la calle para empezar a disfrutar el fin de semana haciendo montones de cosas divertidas -como por ejemplo cortando el rabo a las lagartijas o metiendo petardos a los gatos en el trasero-, perdiésemos un precioso rato en las instalaciones escolares buscando alguna lectura con la que amenizar nuestras horas de asueto. ¿Es que no se daban cuenta de que los alumnos-de-educación-religiosa de entonces lo que estaban deseando era salir pitando de allí y perderles de vista a ellos y al recinto escolar hasta el lunes siguiente?
El asunto (que ahora que lo pienso no duró más de lo que dura un curso, esto es, menos de 9 meses) solía estar atendido por algún aburrido pupilo del último curso (el "pre-universitario") , al que supongo ahora con tantas ganas de salir zumbando de allí como el resto.
"Ah, y es ahora cuando nos describes aún apetecible mozo con sombra de bigote sobre el labio superior con el que tienes un edificante revolcon entre tebeos de Mortadelo y la colección completa de" Los Cinco" de Enid Blyton, ¿a que si angelillo?"

¿Fue la magna obra de Miss Blyton testigo
de mi amanecer gay?

...¡pues no! Tengo que decir que en realidad, aparte de lo que ya expuesto, no hay mucho más que contar. Yo, que por aquel entonces era ya el bicho raro antisocial que soy ahora, encontraba fascinante tener para mi solo toda aquella despensa literaria llena de tentaciones en las que perderme después durante esas tremendas oscuras horas dominicales de las tardes de invierno. Y digo "para mi sólo" porque no recuerdo haberme encontrado nunca con nadie allí salvo aquel alumno encargado de gestionar los préstamos de libros: el silencio se adueñaba del lugar a medida que el colegio se vaciaba a toda pastilla, las nubes oscuras rodaban afuera por el cielo trayendo poco a poco la noche, y yo...pues yo no podía sentirme más feliz rodeado de aquel olorcillo a libro viejo y rebuscando al que iba a ser mi compañero perfecto durante los próximos dos dias.

Título mamporrero que te puede hacer pensar en divertidos
chismorreos sobre las hazañas copulatorias de la nutria o la trucha de río 
pero cuya temática en realidad no era tan cachonda.

No parece gran cosa contado así ahora, quizás en aquellos años de mi vida mis niveles de exigencia eran muy bajos y por tanto mi capacidad de alcanzar niveles insospechados de satisfacción con las cosas más triviales eran pues edo, insospechados e increíbles. Y ahí perdia la noción del tiempo buscando y revolviendo, hasta que "El Alumno" carraspeaba un poco e intentando dejar traslucir su fastidio al máximo, mascullaba:
"Se acabó el tiempo. O coges al o o te largas."
Me gustaría contarte que siempre era el mismo alumno, que con el tiempo me había acabado conociendo y que a pesar de ese fastidio impostado me contemplaba con qué-sé-yo, ¿simpatía y curiosidad?... pero es que no es así, la verdad es que" El Alumno" era para mi nada más parte del decorado de fondo en el que yo casi no reparaba porque aquel era Mi Momento, mi placer secreto individual y personal de la semana y aparte de yo mismo y todos esos libros, no había nada más. Salia de allí con la tarde de invierno convertida en crepúsculo, mi libro bien guardado en la mochila y la sonrisa en la cara del que ya disfruta por anticipado de todas las horas de placer que la lectura me traerían después.

Bibliotecario en el que seguro SÍ hubiese reparado,  extraído de un
calendario REAL de bibliotecarios sexys mexicanos posando ligeros de ropa.
Un poco de carnaza, sí, porque si no mi escasa audiencia se me iba a
desplomar al cero absoluto.

A día de hoy me sigue corriendo un gustillo por dentro cuando cae en mis manos ESE libro que llevo tiempo queriendo leer o la nueva novela de mi autor favorito, pero ni punto de comparación con aquel rato de magia y casi misticismo de aquel rato de biblioteca de los viernes con los que estrenaba el fin de semana. Luego sí, hubo otras bibliotecas -y otros bibliotecarios- también muy placenteras y muchos buenos ratos disfrutados en su interior -aunque no con bibliotecarios, esos no los tengo aún en mi lista de tiros pegados-, pero como aquella primera efímera biblioteca de mi infancia...¡como esa ninguna!
...nada hace presuponer leyendo estas insustanciales líneas la temporada tan pesada y complicada que estoy viviendo y de la que no tengo ninguna ganas de hablar, como no sea más que para conjurar unos buenos y fuertes vientos que se lleven los nubarrones a tomar por el c muy lejos y me devuelvan ya la primavera que me corresponde.
Espero que te haya gustado y si no, aquí va un poco de buena música germana para dejarte buen sabor de boca:



...que quiere decir más o menos, "brindemos por lo que está por venir".

Feliz mes de Febrero

10 comentarios:

  1. Anónimo8:50 a. m.

    Ey Angelillo, que bonita entrada. Estoy yo tmb un poquillo nostalgicon y lo de la biblioteca del colegio me ha hecho recordar que yo tmb era de los que se pasaban las horas leyendo la mar de entretenidos. Dime qué libros lees y te diré quién eres ....
    Un calendario de bibliotecarios sexis?? Donde,donde??
    Hahahaha
    Un abrazo,y ánimo que pronto llega la primavera y lo va a llenar todo de calor.
    Hotdardo ��

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    1. Muchas gracias por las palabras y los ábimos, guapetón. Que eres tan majo que si tuviese yo en mi poder el susodicho calendario de libreros en bolas, te mandaba tres copias, jejeje...un abrazote y feliz fin-de.

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  2. Yo también recuerdo mi época de los últimos cursos de la EGB y el instituto como un infierno. Encima en mi caso se produjo un abandono de la lectura también (gran error por mi parte).

    Pero como bien dices, no todos los recuerdos son malos y los pequeños rincones se recuerdan con cariño. En mi caso, mi colección de CDs y cassettes y mis revistas de coches.

    Un saludo y que esos nubarrones sean pasajeros.

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    1. Nuestros mecanismos de defensa nos hacen buscarnos pequeños refugios personales en los que poder olvidarnos del mundo exterior cuando este se vuelve especialmente agresivo. EN tu caso fue la música y los coches, y conociéndote un poco como te conozco, tiemblo al pensar en lo que habría en esa colección de cassettes, jajajaja...
      Un abrazo y muy buen fin de semana.

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  3. Anónimo8:17 p. m.

    Ainssss, ese calendario con la competencia de los libreros... jajajajaja. Fíjate que no recuerdo haber pisado la biblioteca del cole nunca, salvo cuando no había patio porque llovia y nos castigaban... Eso sí, Enyd Blyton a muerte en la librería del barrio, de unos argentinos que nos dejaban medio devoarlos allí mismo...

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    1. ¡Ay capi, casi me da una sopapinga al verle! :-)
      Parece generalizado lo de pisar poco o nada la biblioteca en los colegios, así que siempre me veía yo solo por allí, jejeje. Pero que raro con lo librerista que eres tu que no anduvieses curioseando por allí...lo del calendario de libreros competentes es un pasote, ya estás tardando en presentarte voluntario para la edición del 2021. QUe para alegrar el ojillo al personal no vale nada más con tantas letras, coñe, jeje.

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    2. Anónimo8:04 p. m.

      Jajajajajaja. Ya exlibrero, esos no tenemos calendario, si no... voluntario. Jajajaja. Buen finde

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  4. Vamos, Angelito, que te la montas en la filosofia cuando quieres, eh? Y nada, que esoterico, no. Muy buen topico (me ha parecido) pero no te fies, que yo tambien soy un bicho raro, o sea que ni modo. Yo tambien he ido a colegio privado (estilo Montessori, pero con curas, te imaginas?) y bueno, que la bilbioteca era a todo dar. Lo que me gustaba era la 'sala de lectura', que como tu biblioteca, se mantenia sola siempre.
    Lo que se siente cuando se tiene ese libro que se ha buscado es muy cierto. Que nada mejor que leer lo que queremos.

    Besotes!!

    XOXO

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  5. Jajaja, lo de filosófico y esotérico me ha gustado...tengo que buscar qué es exactamente lo de Montessori porque lo he oído ultimamente a menudo y aunque sé que se refiere a una forma de educación, no sé en qué consiste exactamente...
    ...y que nada, que te veo a ti, me veo a mi y pienso: Qué majos somos los bichos raros, jajaja.
    Un abrazo y buen fin de semana, amigo mio.

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  6. Hombre, qué bonita entrada! Ojalá y en mi escuela (semi)rural algo así hubieran hecho!
    Lo único que recuerdo mucho es una maestra que me regaló un libro muy bonito, que lo leí tantas veces que se deshizo! Tenía yo 7 años, así que imagínate la impresión que dejó en mí que aún lo recuerdo.


    P.D. Esos bibliotecarios mexicanos, ¿dónde los encuentro? Que en ningún lado de mi tierra he visto unos así!

    P.P.D. Llevo meses sin ver ningún blog, me pongo al corriente!

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