No tengo tiempo...
No tengo tiempo para buscar, no tengo tiempo para soñar.
No tengo tiempo para lo que quiero hacer y muchas veces tampoco para lo que DEBO hacer.
No tengo tiempo y, sin embargo, no voy a ningún lado.
Soy como esos pequeños pájaros que un día se te cuelan en una habitación y no paran de volar a toda velocidad chocando contra todo, sin saber donde están ni donde se encuentra la salida.
Como si en el mundo de los pájaros existiese la creencia de que, si golpeas el suficiente número de veces contra una pared, acabarás por hallar una salida.
Sin saber que la salida es cerrar los ojos, detenerse y permitir que unas manos te recojan con suavidad para dejate en el alfeizar de una ventana, con el mundo enfrente a ti.
Mi habitación es grande, y soy demasiado rápido para esas manos, tus manos...
¿Llegarán cuando sea demasiado viejo o esté demasiado cansado para seguir volando?
A veces, como ahora, me acurruco en rincones de la habitación donde sé que esas manos no me pueden encontrar y cierro los ojos, y sueño, pero como dice la canción, nunca sueño en gris.
Sueño mundos resplandecientes, verdes y azules, en los que me echo a volar y me pierdo hasta desaparecer.
Otras veces sueño que me sorprendes, y en vez de intentar huir me quedo acurrucado en el hueco caliente de tus manos.
La filosofia de los pájaros.
Entonces, dulzura... ¡dejá que la luz entre al cuarto! ¡abrí las ventanas! y prepará las alas para conocer los cielos más hermosos... a su lado...
ResponderEliminarNo te acurruques más, abrí los ojos, extendé la mano y dejate llevar, afuera, no tan lejos, ahí nomás, cerca, donde una mano pueda asirte y acompañarte...
Además... siempre se tienen 20 en el corazón, jeje!
La falta de tiempo para lo que realmente importa o apetece es algo que va marcando poco a poco nuestra existencia...
ResponderEliminarTú, pajarillo inquieto, te acurrucas en el rincón a la espera...
Sin embargo tienes ventanas abiertas y horizontes de colores y un corazón que no te cabe en ese pecho..
Aunque sea contradictorio.. frena un poquito y vuela porque quizá sea en vuelo cuando alguien te tome con la dulzura y el amor que mereces...
Dos besos, Angel
Cerrar los ojos, detenerse...,
ResponderEliminarabandonarse a la suerte de unas manos que no son las que aparecen en nuestros sueños a cambio de vivir, vivir para qué, si nunca serán sus manos las que tomen nuestra fragilidad.
Condenados a amar y a vivir cualquier vida paralela mientras la auténticamente nuestra, se desmorona lentamente dejando surcos de poesía donde nace la ilusión del reencuentro, aunque sólo sea imaginaria.
El amor en su estado más sublime...
Un fuerte abrazo, querido ángel
Hay veces en que la mejor salida es cerrar los ojos y esperar a que alguien venga a rescatarte, como un pajarillo com tú dices, pero no siempre es la mejor solución, puede que nadie te vea, que nadie te oiga y te quedes ahí acurrucado para siempre, con los ojos cerrados, son poder ver lo hermoso que es el mundo a nuestro alrededor.
ResponderEliminarLa libertad la llevas dentro del alma, cosida a tus alas transparentes.
ResponderEliminarLos rincones de nada sirven, la luz no llega a ellos... ¿cómo podrán encontrarte pués esas manos que ansías?.
Ya es tiempo de desplegar esas alas que pueden abarcar un mundo; llevarte en suave aleteo adonde quieras llegar.
Si te quedas demadiado tiempo arrinconado, puede que un día te olvides de volar; y todo sueño se apague y todo se vuelva costumbre.
Ese no es tu destino ángel de alas hermosas, el tuyo es buscar y dar amor; inundar los corazones de luz en las tardes de aguacero.
La libertad la llevas dentro del alma, cosida a tus alas transparentes.
ResponderEliminarLos rincones de nada sirven, la luz no llega a ellos... ¿cómo podrán encontrarte pués esas manos que ansías?.
Ya es tiempo de desplegar esas alas que pueden abarcar un mundo; llevarte en suave aleteo adonde quieras llegar.
Si te quedas demadiado tiempo arrinconado, puede que un día te olvides de volar; y todo sueño se apague y todo se vuelva costumbre.
Ese no es tu destino ángel de alas hermosas, el tuyo es buscar y dar amor; inundar los corazones de luz en las tardes de aguacero.