domingo, mayo 07, 2006

ALMA


Alma nunca subió a la montaña.
Alma no conoció como sopla el viento allí arriba, como agita las flores en la pradera y hace correr las nubes por el cielo inmenso.
Alma no supo lo que era sentirse abrazada en una tienda de campaña, oyendo los ruidos de la noche mientras el cálido aliento del deseo acariciaba su nuca.
Alma solo conoció la espera, contar las horas aguardando el final de aquellas excursiones de pesca con el corazón roto y la cabeza llena de preguntas sobre qué era lo que debía hacer.
"Esta será la última vez" se repetía siempre con los ojos llenos de lágrimas y los nudillos incrustados en la boca para que las niñas no la oyesen llorar. "Si vuelve a subir allí arriba le diré que esto se ha acabado, le siré que me voy para siempre, le diré..."
Entre tanto los acantilados de Ennis del Mar crecían y se estiraban como el trigo en verano, y Alma quedaba allí abajo impotente, viendo cada vez más dificil escalar esas paredes y llegar hasta él, trepar por aquellos muros de piedra para alcanzar su corazón. Fallaban sus fuerzas y fallaba también su valor, porque ¿que ocurriría si no hubiese sitio arriba para ella? ¿podría sobrevivir a la caída?
...con la frente ardiendo apoyada contra el cristal vió por fin llegar la odiada furgoneta y a Ennis bajar de un salto, tan radiante y lleno de energía como si bebiese en aquellas montañas de la fuente de la Eterna Juventud.
"Mamá, ¿es papá? ¿ya vuelve papá de pescar?"
No respondió, en su lugar se miró la palma de las manos y vió unas medias lunas cárdenas en los lugares donde se había clavado las uñas sin sentir. Afuera se escuchó un alegre toque de claxon, Alma levantó la mirada y alcanzó a ver una sonrisa y el destello de unos ojos azules antes de que el traqueteante cacharro volviese a arrancar.
"Ya estoy en casa", oyó decir a Ennis desde la puerta y las niñas corrieron a recibirle.
Ella volvió a apoyar la cabeza contra la ventana, los músculos inmovilizados por el dolor, observando como la furgoneta se iba haciendo más pequeña hasta desaparecer en una nube de polvo del camino.
"Puto Jack Twist..."
...estas pequeñas reflexiones sobre Alma se las dedicaré a mi amiga Ana cuyas últimas palabras desde el sur del mundo me han llevado a escribir estas rápidas líneas. Gracias amiga, una vez más actúas como fuente de inspiración. Una vez más recomiendo una página, como intento hacer siempre que algo me conmueve, me emociona o simplemente despierta mi cariño, tratando de cerrar este círculo de buenas intenciones, corazones agradecidos y palabras hermosas:
Continuamos batiendo alas, volando alto...

4 comentarios:

  1. Anónimo10:47 p. m.

    Alma solo necesitaba un par de truchas para seguir adelante; con dos simples truchas hubiera bastado para saltar sobre todo su dolor, para enterrar todo lo que sentía y no comprendía. Nada más que un par de truchas, un poco de agua sucia en la red, un golpe en la caña de pescar, y Alma borraría para siempre a Jack Nasty de su mente.
    Pero Ennis, que se pasó media vida protegiendo a los demás con su silencio, no supo ver que el precio del silencio de Alma eran solo dos truchas.

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  2. Los Angeles tienen el don de ver dentro del Alma...
    Nadie como vos ha descripto la vigilia de esta Mujer: la desdicha, la incomprensión, su inocencia en esta historia plagada de silencios, plagada de prejuicios, plagada de espera.
    Sólo un Angel nos ha puesto tras la mirada desesperada de una mujer que en algún momento acepta que perdió a quien nunca tuvo.

    Gracias Angel por tu dedicatoria.
    Te manda un beso, quien aquí espera con un sabor más dulce: un vuelo desde la primavera.

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  3. Cuando nos negamos a reconocer la realidad y preferimos seguir engañados, cualquier cosa puede bastar, un par de truchas,incluso solo una si con eso podemos seguir con los ojos cerrados. En mi caso a veces basta un cangrejo de río. Incluso un solo renacuajo

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  4. ah, caramba!!!.. entre tanto, creo que Laureen y Alma también fueron víctimas, grandes tragedias, historias tristes

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