Los días de lluvia en pleno verano son un regalo inesperado. Aunque el cielo está gris la temperatura es suave y el aire se llena de ese olor a tierra mojada que - curiosamente- tanta sensación de bienestar nos inspira. Mañana, o quizás esta misma tarde, volverá a brillar el sol y puede que sea por eso, porque sabemos que está dulzura y este sosiego son transitorios, es por lo que les damos la bienvenida. Como a ese visitante imprevisto que tratamos con amoroso afecto porque ha empezado diciendo que NO se va a quedar mucho rato...
¿Sabes lo que te digo?
¡Que me voy a dar un paseo!
El olor a tierra mojada, a lluvia, es una de las cosas que más me gustan. No puedo con las tormentas, vamos. Pero una llovizna en el medio de un día caluroso, libera el espíritu.
ResponderEliminarA ver, al paseo, Angelillo!
XOXO
Esa es la descripción justa: liberar el espíritu. Y un día justo, ni más ni menos, es todo lo que necesitabamos. Hoy ya podemos seguir sudando :-)
Eliminar¡Abrazote!