Todos los buenísimos propósitos de crónica blogosferica se quedaron en el aire, porque antes de haberme parado casi a reflexionar sobre esta atrevida empresa de contar todo lo que me va pasando, me encuentro con que ya estoy camino de vuelta...
Ha sido un viaje corto pero satisfactorio porque Bilbao es una ciudad que nunca me defrauda y el mar...
Como sea, lo que empezó con un café se termina frente a otro y mientras escribo estas líneas ya estoy volviendo a casa, satisfecho con la experiencia y con la relativa tranquilidad que me dan los seis días libres que aún tengo por delante, jejeje.
A ver si me queda espacio para otra entradita de blog y culminar así un Febrero ¡glorioso! en cuanto a número de publicaciones realizadas.
Como siempre, me despido enviando todo mi amor...
¡Un abrazo!