LA HIPOTESIS DEL AUSTRALIANO
Cuando tomé la decisión de irme a vivir por mi cuenta no fue ni por haber encontrado una pareja con la que me pareciese factible lanzarme a la aventura de compartir casa ni tampoco por presiones familiares. Nada más me pareció que aunque fuese yo sólo iba a sentirme mejor en un espacio aparte "personal e intransferible".... ...y así es como me metí con todas mis cosas en un piso tirando a ruinoso del centro, un espacio pequeñito que resultaba más que suficiente para mi gata Sombrita y para mi. Porque a diferencia de lo que a veces ocurre con la convivencia humana, a los dos nos gustaba mucho encontrarnos por las habitaciones y era un auténtico lujo sentarnos a ver la tele tomando un "sopinstant" calentado en el microondas y un sandwich de queso preparado en la sandwichera -¡porque no había más electrodomésticos!-, con un par de mantas por encima e intercambiando calorías humanas y gatunas. Fue en aquella época de precariedad ( pero también de felicidad inme...