¡VACACIONES, YA ERA HORA CARAY!
Pues no, no tengo perro, pero estos próximos días voy a intentar encontrar la manera de reproducir este momento... como veis el maromo que contempla el oceáno no tiene a mano nada más que el chucho y un libro, y esos van a ser mis propósitos: Dejar descansar mis neuronas de tecno-cacharritos y dejar descansar también al prójimo, dedicándome solo a la lectura, la reflexión y la vida retirada. Mandar a Sue Ellen a una clínica de desintoxicación y según salga directa de vuelta a Dallas, para dejar de ser el chismorreo de amigos y vecinos. Encontrar el modo de pisar el pedal de freno al tiempo para que la vida se ralentize y que estos quince días me sepan por lo menos a ochenta. Correr y andar mucho, respirar aire libre... ...y ¡ser feliz! Como inevitable banda sonora de esta mini-despedida, aquí va el siguiente popurrí que, como no, tiene su explicación: cuando yo era muuuuuuy-muuuuuuuuy pequeñito, a la progenitora alguien le regaló el disco...