FRONTERA
“Desea compañía...Señor...” Me mira un instante sorprendido, he salido de las sombras del portal y él ni siquiera me había adivinado, caminaba con la cabeza baja y el sombrero sobre los ojos como si no quisiese ver alrededor. Pero cuando al fin me distingue veo brillar su sonrisa en la penumbra y asiente imperceptiblemente. Así que caminamos los dos un rato hasta la casa donde trabajo, apartando de vez en cuando algún resto de basura con el pie, y yo con la cabeza bien alta procurando no perderme las miradas de los otros. “Hoy me encargo yo del gringo guapo, ahora irán llegando los viejos gordos y sudorosos de siempre." Cuando llego ante la ruinosa escalera y murmuro “es aquí”, noto por primera vez vergüenza de este lugar, por un instante una voz en mi interior grita “¿Pero has visto donde estás? ¿Cómo has llegado hasta aquí?”. Porque me sonrie con tanta inocencia y a la vez con una tristeza, no sé, creo que él no debería estar aquí... solo tengo 18 años, y he hecho el mismo recor...