AGARRAR O SOLTAR
Soy un desastre para soltar las cosas. Me ocurre con los trastos propiamente dichos: cuando alguno pasa a formar parte constante de mi vida cotidiana, creo unos misteriosos lazos de afecto ( o de propiedad, no lo sé ), y me cuesta un triunfo decidir qué tengo que tirar cuando tengo que aligerar el equipaje para pasar a la siguiente etapa. Con las personas me pasa igual: una vez que mi corazón crea el vínculo, me es muy complicado entender cual es el momento en que tengo que dejarlo y pasar página. Será porque tengo pocas relaciones "de verdad" en el sentido de que yo me entregue a ellas sinceramente, y una vez he superado el obstáculo mío natural ( el jodido genotipo castellano ) de mostrar reserva y mantener la distancia, después ese esfuerzo realizado parece investir al asunto de una pátina dorada y de pronto se convierte en un algo muy preciado de lo que no puedo entender porqué debo prescindir. Normalmente cuando se plantea esa disyuntiva ( soltar o seguir suj...