Volando a ras de suelo

Ayer se murió un compañero de trabajo, y esta mañana hemos estado de entierro. El hecho de la muerte de gente cercana ha dejado de "sorprenderme" tanto como antaño, porque hace tiempo ya que la vida se ha encargado de hacerme saber que esto no es una película de color de rosa donde las cosas malas siempre les pasan a los otros y los buenos siempre acaban bien. Ya he visto que incluso nosotros (  los "protagonistas" ) no estamos libres de que nos ocurran tremebundas desgracias y, llegado un caso, ¡podemos hasta morirnos!... suena a obviedad y perogrullada, pero hasta un determinado momento, me costó ser consciente de que esto era así. Y ahora que sí soy consciente, el que se mueran personas, animales y hasta plantas me da muchísima tristeza.  Igual porque esa conciencia de la fragilidad de la existencia me hace valorar de una manera desmesurada el regalo que es la vida y cada minuto de que disponemos, y de igual manera me hace entristecerme por esa oscuridad ...