WORLD PRIDE (III). El desenlace
Pues el desenlace ha sido tan deprimente y real como la vida misma: Aún no llevaba dos días la banderita colgada a la puerta de mi casa cuando en una noche de estas entrañables fiestas burgalesas alguien ha conseguido ( supongo que subiéndose sobre los hombros de otro "alguien" igual de listo, porque no se alcanzaba así como así ) agarrar el "mástil", partirlo, coger la insignia multicolor y destinarla a no-quiero-imaginar qué escatológicos y malolientes fines. Así que mi "world-pride-burgos-dream" personal me ha durado cuarenta y ocho horas escasas. Que pena, ¡y yo que habia medio recuperado la fe en los bípedos circundantes! Cabrones. En fin, para esos y para todos los hijoputas a los que tanto les molesta a la vista cualquier signo de biodiversidad que no sea su presencia de primates mentalmente subdesarrollados, solo decir que: os den por el saco, y que como dice Kelly, mientras no me mates, todo lo que haces me vuelve más fuerte, ton...