CABALLOS GALOPANDO HACIA EL ANOCHECER
Historias triviales. Mi madre tiene un gato blanco de ojos azules, un gato viejo bastante borde que siempre ha hecho gala de un orgullo inquebrantable y una mala leche impresionante. En muy contadas ocasiones se ha dejado poner la mano encima, y cuando su temperamento era motivo de bronca con algún miembro humano de la casa, siempre terminaba oculto en la repisa de una ventana, contemplándonos por la rendija de las cortinas con esa mirada clara y fría que decía: "esto es así, o me amas tal cual soy o puedes perderte, al diablo con las medias tintas". Nuestros temperamentos siempre han chocado, y hemos defendido siempre nuestros espacios respectivos a ultranza... ...ahora duerme en una manta sobre mis rodillas, apurando sus últimos momentos. Según la encantadora veterinaria, el problema es incurable, y si no nos decantamos por esa espantosa cortesía hacia el interesado titulada "inyección letal", se apagará poco a poco en unos días, como se va consumiendo una vela. T