DELIRIUMS
Campiña, cielo azul, pajaritos volando por el cielo y florecillas amarillas entre la hierba. Aunque sonrío y hago guiños al sol espantando mariposas a cámara lenta como si se tratara de un anuncio de Martini, tengo esa desagradable sensación que uno tiene a veces de tener algo importante que resolver pero que por una u otra razón se te ha escapado de la cabeza. ¿O solo me pasa a mi? Entonces por un lado de la escena ( y sin saludar al público pero creo que solo faltaba eso ) aparece uno de mis compañeros de trabajo más anti-favoritos: un tipo de cincuenta y tantos, calvete, con unas inquietantes fundas en sus incisivos que recuerdan a un castor mutante y un problema de audición que le hace hablar a veces muy-muy alto y otras cuchichear para el cuello de su camisa, pensando en cada caso que utiliza el volumen correcto. "(...-xxx-,,,)" me dice con los brazos en jarras y una sonrisa que mis sensores "¿Perdona?" digo con una inquietante sensación de que ...