¡COMO TE PARECES A TU PADRE!
El otro día, por enésima vez en los últimos nueve años, alguien se acercó, me puso la mano en el hombro y en un tono como de pedir excusas que no sé como interpretar, me dijo: "Perdona pero te lo tengo que decir: ¡hay que ver como te pareces a tu difunto padre!...." Yo, como siempre, no supe exactamente qué contestar, no dije nada y el "alguien" de turno compuso una cierta mueca de incomodidad yéndose por donde había venido. ¿Y qué quiere que le diga? Porque como dice la progenitora,si yo me pareciese al cartero o al hombre que reparte las bombonas de butano, eso sería inquietante y peligroso para su reputación ( la de ella, claro ), pero ¡que me parezca a mi padre!... eso es de cajón, ¿no? La progenitora en estos casos siempre me sale con esos chistes fáciles sobre sus posibles aventuras extramaritales con los especímenes masculinos que visitan periódicamente su puerta, y lo hace porque sabe que a mi, en el fondo-fondo, me repatea un poco que me diga...