EL CLUB DE LOS CARCAS
Como era inevitable y de esperar, al final el colectivo humano que conforma mi clase de alemán se ha termnado por desgajar en dos grupúsculos: Por un lado están los post-adolescentes ( léase la Delegada ), los jovenzuelos universitarios y algún que otro veintepocoañero no estudiante -como mi Barbitas- que anda sufriendo en sus carnes los encantos de uno de esos empleos-basura creados para arreglar las cifras del paro de cara al público pero que no le da al interfecto más que que para pagarse las cervezas del fin-de sin tener que pedir dinero a esos padres que le siguen manteniendo. Y por el otro están los carcas, más reducidos de personal y conformados por un par de parados de larga duración, un ama de casa que combina la cría de sus cachorros con el estudio de los idiomas y también un pre-jubilado de esos que han jubilado -valga la redundancia- con muchísima antelación y aparte de los números que tenga que hacer pensando en su economía, anda tan desconcertado y desubic