EL SENTIDO DEL PUDOR
Hace un par de días leía -en uno de mis blogs menos "sanctos"- un post a propósito de los encantos de los vestuarios masculinos y de como le llamaban la atención al narrador esos pobres machotes que tras su sesión gimnástica andaban forcejeando en un rincón con una toalla en la cintura y unos calzoncillos intentando que no se cayese la primera mientras se ponían los segundos. Al autor la actitud de estos hombres le producía una insospechada ternura ( mezclada con lo que me parecía a mi una pequeña dosis de lástima subliminal ), por esa en apariencia falta de comodidad que les producía el estar en pelotas entre "iguales". A mi eso me ha chocado un montón porque precisamente yo debo reconocer que soy de esos pobrecillos desgraciados que en vez de despelotarse con alegría para entrar correteando a las duchas rodeado de un montón de pililas saltarinas ¡lo paso fatal! y me tiro larguísimos ratos buscando objetos inexistentes dentro de mi bolsa de deportes o doblan...