DOMINGO POR LA MAÑANA
Diez de la mañana. Me levanto. ( ya era hora, ¿no?...pero para eso están hechos los domingos, ¡digo! ). 10:15 h. Ya me he preparado el café, he cogido una galleta de chocolate y me he sentado a escribir en mi diario los importantes acontecimientos que tuvieron lugar ayer, esto es, NINGUNO. Pero desde hace ya un par de años estoy haciendo el ejercicio de escribir esas reflexiones diarias en alemán para ejercitar el idioma, y eso justifica un poco el seguir sentándome cada día a apuntar lo poco que pasa en mi aburrida cotidianeidad. 10:40 h. El esfuerzo intelectual me ha dejado sin resuello y requiero de una segunda taza de café. Miro por la ventana. Cielo azul resplandeciente de invierno. La pequeña calle en la que vivo está silenciosa, a excepción del canturreo de todos los pajarracos que habitan en la ladera del monte de detrás. Los pájaros tienen vidas cortas y fugaces, han aprendido a no perder el tiempo ni deprimiéndose ni lamentándose de sus cotidianeidades. Hoy no trabajo, no ten...